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Giovanni Álvarez se enfocará en investigar violencia sexual silenciada por otros delitos, estragos ambientales de la guerra y menores raspachines desaparecidos.
En su primera entrevista desde que fue elegido como fiscal de la Jurisdicción Especial para la Paz, Giovanni Álvarez defendió el proceso que busca cicatrizar medio siglo de guerra
Según dijo, la JEP no será el tribunal de la venganza que algunos temen, sino el escenario de la reconciliación.
Giovanni Álvarez se ha pasado media vida documentando la crueldad de la guerra, primero como inspector de Policía y luego como fiscal. Tres décadas investigando la sevicia paramilitar, sus masacres y motosierras; la violencia guerrillera, sus secuestros, atentados y bombazos; los horrores perpetrados por agentes del estado que torcieron su destino en delincuentes y asesinos.
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“El fin último del proceso es lograr una paz estable y duradera, para lograr la paz estable y duradera tenemos que lograr la reconciliación, este es un proceso de reconciliación”, asegura.
Ahora fue elegido como fiscal de la JEP y su tarea no será menor: tendrá que acusar a esos violentos que, muy a pesar de las pruebas, no reconozcan su responsabilidad en este desangre de medio siglo. A esos que insisten en que solo fueron una ficha más en el ajedrez de una guerra repleta de excesos.
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“En Colombia nosotros podemos decidir dos cosas, seguir otros 60 años echándonos plomo o buscar la paz, y obviamente todo proceso de paz tiene por lo menos dos ingredientes: un ingrediente político y un ingrediente jurídico, nadie negocia para que lo metan 60 años a la cárcel, aquí no se trata de establecer quiénes fueron los buenos y quiénes fueron los malos, no, el fin último del proceso es establecer cuáles fueron las causas del conflicto en Colombia”, sostiene Álvarez.
¿Qué les diría a todos aquellos que se van a acoger a la Jurisdicción Especial para la Paz y que van a insistir en su inocencia? ¿Qué usted no se va a dejar meter goles?
“El proceso no puede finalizar con unos inconformes y otros felices y para eso tendremos que hacer justicia (...) El que no diga la verdad pues pasará por el tamiz de la Fiscalía”, responde.
Su sentencia es perentoria, aunque su tono de voz parezca el de un conciliador buena papa. El mensaje del fiscal Giovanni Álvarez es así de claro, que no se equivoquen Timochenko y sus hombres. Y que no se equivoquen los militares que quieren que la JEP les limpie sus andanzas del pasado. Que nadie se equivoque: si son culpables, pagarán, aunque se juren unas mansas palomas.
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“Este proceso tiene que ser tan serio, tan cuidadoso y tan riguroso que aquellos que no cumplan con el proceso se tendrán que someter a las condenas que se establecen en la justicia ordinaria”, afirma el fiscal.
“En un país tan polarizado como el nuestro, donde se ha perdido la confianza en todo el mundo, en las instituciones y en todo, es lógico que haya esos temores, esa es una responsabilidad que tenemos nosotros, es recuperar la confianza de los colombianos, todos, en que nosotros nos podemos reconciliar”, les responde a quienes dicen que la JEP será un escenario de venganzas políticas.
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A sus 53 años, este santandereano curtido en mil batallas sabe que para enterrar de una buena vez y para siempre los fusiles humeantes hay que desentrañar todas las verdades de una barbarie que cobró 250 mil muertos.
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