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Guillermo Cano le quitó la máscara a Pablo Escobar y lo pagó con sangre: así lo mataron

Don Guillermo Cano y su amado periódico El Espectador, como ningún otro medio, enfrentaron la furia del matón Pablo Escobar. El jefe del Cartel de Medellín asesinó una voz, sí, pero las palabras críticas de este periodista siguen vivas.

Asesinaron una voz, pero dejaron vivas sus palabras. Guillermo Cano y su amado periódico El Espectador pagaron con sangre el haber denunciado al matón Pablo Escobar, jefe del Cartel de Medellín y uno de los peores asesinos en la historia de Colombia.

A punta de atentados, el narco y sus aliados intentaron silenciar algo imposible: el buen periodismo.
Hombre de principios, en 1983 Guillermo Cano y otros reporteros escarbaron en los archivos de El Espectador y le recordaron a Colombia que Pablo Escobar no era un simple congresista, sino que había sido detenido en 1976 con 39 libras de cocaína.

Tras esta publicación, el capo perdió su curul y fue señalado públicamente por sus negocios ilegales. Vino entonces la orden de captura en su contra por acribillar a los agentes del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) que lo habían arrestado hacía siete años.

Con investigaciones contundentes y editoriales certeros, Cano y su sala de redacción demostraron el maridaje del narcotráfico y la política, y los bultos de dinero manchados de violencia que movía el Cartel de Medellín.

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“Se le aguó la fiesta a los mafiosos”, fue su último titular.

El miércoles 17 de diciembre de 1986, cuando salía de El Espectador, sicarios al servicio de Pablo Escobar le dispararon sin piedad a Guillermo Cano. Acabaron con un hombre grande, pero no con su ejemplo, el que hoy replican muchos periodistas.

Este domingo, en #EspecialesCaracol, el canal emite un gran reportaje llamado '500 días de Escobar, la vertiginosa caída del capo', el cual relata los últimos momentos de este desalmado asesino.

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