Para darle contexto a lo que está ocurriendo con la sequía y los incendios en Colombia, el subdirector de Noticias Caracol, Alberto Medina, preparó un informe que permite entender cómo el cambio climático ha modificado las condiciones del planeta.
La atmósfera es la capa de gases que hace posible la vida en la tierra. Algunos de esos gases son conocidos como GEI (gases de efecto invernadero) y cumplen la tarea de atrapar parte de la energía calórica que llega del sol.
Gracias a ellos, la temperatura media de la tierra -en condiciones de normalidad- es de alrededor de 15 grados Celsius y no de menos 18 grados. Los principales gases que cumplen esa función son el vapor de agua, el gas carbónico (CO2) y el óxido nitroso (N20).
Sin embargo, a medida que se extrae más petróleo, más carbón y más gas del interior de la corteza terrestre, y se usan cada vez más combustibles fósiles derivados de esos materiales, la cantidad de gases de efecto invernadero aumenta en la atmósfera y sube la temperatura del planeta.
A eso se suman los gases como el metano, derivados de la descomposición de desechos orgánicos y del proceso digestivo del ganado vacuno, y las quemas e incendios forestales, que, además de aumentar los gases de efecto invernadero, reducen la vegetación, una de cuyas funciones es capturar gas carbónico, convertirlo en estructuras vegetales y producir oxígeno.
Ese proceso llamado fotosíntesis, que entrega el oxígeno que los humanos necesitan para respirar, sufre hoy por la deforestación y la contaminación de mares y cuerpos de agua dulce. Esos procesos destructivos reducen la capacidad de la naturaleza para regular el gas carbónico presente en la atmósfera.
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El exceso de gases de efecto invernadero provoca el “calentamiento global”, que hoy ya se reconoce como una crisis climática global con grandes impactos sobre la cultura humana.
Suben los termómetros, se derriten los glaciares en los polos y en las altas montañas y sube el nivel del mar, inundando las zonas costeras. Los océanos se calientan y cada vez las tormentas, los ciclones y los huracanes -que son eventos naturales- se vuelven más potentes y más destructivos.
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Distintas partes del mundo registran constante y simultáneamente incendios y sequías. Acnur, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados, calcula que cada año más de 20 millones de personas se ven obligadas a abandonar sus territorios a causa de la crisis climática. Esa cifra tiende a aumentar todos los días y agrava los conflictos existentes en el planeta.