Las jornadas, convocadas por líderes de la oposición como Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma; tenían como objetivo rechazar, según ellos, las políticas económicas del gobierno, la inseguridad y la escasez de productos básicos.
Como reacción, el oficialismo organizó a sus seguidores en contramarchas en su apoyo.
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Entre el 2 y el 13 de febrero se vivieron protestas, actos vandálicos y enfrentamientos entre protestantes y las autoridades. Mientras el gobierno acusó de los desórdenes a Leopoldo López y sus seguidores, la oposición señaló que el vandalismo provino de colectivos leales al presidente.
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