Los obstáculos para acceder a préstamos bancarios son una de las razones por las que muchos recurren a los cobradiarios, pese a saber la pesadilla que les espera.
Ariel es una de las personas que ha acudido a los gota a gota
en Quindío y que ha pensado en ocasiones tomar una decisión como la de la mujer de 39 años que se suicidó.
“Uno se pone en una situación que no sabe qué hacer, llega a pensar muchas cosas. A veces los hijos lo detienen a uno, o a veces cualquier amigo le hace caer en cuenta de que la vida sigue”, sostuvo al narrar su drama.
Este hombre, que vive del diario al llevar mandados, dijo que no tuvo más opción que recurrir a un gota a gota, porque “si usted va a un banco tiene que tener propiedades, fiadores y de todo para que le hagan un préstamo, entonces le toca pagar a uno intereses muy altos que a veces le quedan a uno totalmente imposible”.
El capitán Jhon Jairo Villamil, comandante del Gaula de la Policía del Quindío, señaló que los cobradiarios incurren, además del delito de usura, en otro cargo “cuando el pago se ha realizado en su totalidad y luego de eso siguen haciendo ese mismo cobro, ya se puede convertir en una extorsión”.
Según la Policía departamental, los municipios en los que se registran casos de extorsión y usura derivados del gota a gota son Calarcá y Armenia.