En el conjunto Esperanza 3, en Soacha, Cundinamarca, están cansados de pedirle ayuda a la vigilancia, la administración y la Policía, para frenar continuos partidos de microfútbol que se disputan allí y violan las medidas de bioseguridad establecidas por la pandemia del coronavirus COVID-19.
“Están sin tapabocas jugando en la cancha, se ha llamado a la Policía, no hace presencia. La administración tampoco se manifiesta, los vigilantes tampoco, el consejo de administración. Solicito una colaboración”, denunció un ciudadano que prefirió ocultar su identidad.
De otro lado, en Manzanares, Caldas, los pequeños hermanos Montoya cuentan que tienen muchos problemas para poder seguir sus estudios virtuales. No tienen conexión óptima a internet.
“Tenemos un aula improvisada, todos los días tenemos que venir a esta mismo punto a hacer los trabajos, solo tenemos un celular para los dos. A veces se nos dificulta porque llueve y la señal se vuelve muy mal. Estos nos preocupa porque queremos avanzar en nuestros estudios”, asegura Juan Diego Montoya, uno de los hermanos afectados.
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Finalmente, transportadores intermunicipales de Puente Nacional y Barbosa, Santander, viven sus peores días de crisis por la pandemia del coronavirus COVID-19. Dicen que mientras a ellos los frenan, los piratas hacen su agosto.