Vea la historia de un hombre que, desesperado porque estaba quedándose ciego, aceptó llevar droga a Europa. Lo condenaron a 20 años y ahora ni gafas tiene.
“A nadie le aconsejo que haga esa vuelta, lo peor que le puede pasar a un hombre es caer en una cárcel por una vaina que no vale la pena”, cuenta Luis Ernesto.
El drama de este hombre revela el de miles de personas que, agobiadas por problemas y deudas, aceptan tratos por parte de delincuentes.
A este hombre, de 56 años, que no solo está perdiendo la visión sino también el oído, los narcos le pintaron pajaritos en el aire y le dijeron que le darían 3.000 dólares por llevar maletas con droga.
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“Si yo le digo a usted que yo no sabía lo que iba a hacer, sería un mentiroso. Sabía lo que iba a hacer, ¿pero es que para 3.000 dólares casi 14 kilos de cocaína? A mí me engañaron”, cuenta desde su sitio de reclusión.
A Luis lo engañaron, dice, porque mientras él era apresado otros seguramente estaban pasando drogas. Aunque sabía en lo que se estaba metiendo, fueron otras razones, más humanas, las que lo movieron.
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“Por ahí en 2 años quedo totalmente ciego, porque es una enfermedad hereditaria. Lo hice a ver si me podía hacer algo en la vista”, cuenta.
“Que el testimonio de uno en esté dolor, en esta angustia, pueda servirles a otras personas para que entiendan que no vale la pena arriesgar tantas cosas tan lindas en la vida como la libertad y la familia”, añadió.
Para el comandante de la Policía Antinarcóticos en el aeropuerto El Dorado, los testimonios de las mulas son un patrón que revela todo un sistema criminal. El oficial lo llama, “las fases del pasante”.
“La etapa de negarlo, yo no sé, yo no sabía, excusas ridículas. Luego entra la aceptación y las excusas: sí yo lo hice pero porque tengo problemas familiares. Después viene la etapa de colaboración, todos ellos siempre ayudan”, cuenta el coronel Rodrigo Soler.
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Los problemas, el dinero rápido, la ilusión de una mejor vida y esa delgada línea que puede llegar a justificar lo ilegal, es lo que beneficia a los capos. Justamente es la desgracia de las mulas la que les permite a estos delincuentes sin escrúpulos seguirse lucrando.
Este año más de 200 personas han sido capturadas por este tipo de delitos. Las autoridades están en alerta pues cada vez hay más extranjeros en la lista.
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