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A ritmo de cumbias y con trago en mano, se tomaron un campo santo en Girón, Santander. Ocurrió durante el sepelio de un hincha del Bucaramanga.
“No sé si era drogadicción o alicoramiento, pero eso hicieron un desorden acá, se subieron a los muros de las bóvedas", aseguró una testigo.
Y es que la particular celebración, que suponía el último adiós a Michael Rodolfo Gómez, se extendió por dos horas.
Familiares del fallecido defendieron la fiesta: “Hay culturas que celebran la muerte, es algo que se ha perdido en la civilización y es un poco el rescate de eso”.
Aunque autoridades eclesiásticas no quisieron referirse al tema, la comunidad si pidió “respeto a los muertos”.
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