Enormes grietas, que se extienden por el interior, los costados y la fachada de la histórica iglesia, mantienen en alerta a las autoridades que decretaron el cierre de la estructura por temor a que colapse.
Con vallas de la administración y cintas de peligro también se bloquearon las vías aledañas al templo, corazón del municipio del Socorro.
“Se han cerrado las calles y las carreras a su alrededor se han evitado ya hacer algún tipo de eucaristía así fuera de manera virtual para evitar que realmente se vaya a presentar alguna situación de tragedia”, indicó Mauricio Aguilar, gobernador de Santander.
En el departamento, expertos crearon un comité para evaluar los daños y los costos del proceso de restauración que ascenderían a los 12 mil millones de pesos.
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La basílica de 96 metros de altura fue edificada en piedra labrada y anualmente es visitada por miles de turistas siendo uno de los mayores atractivos de la provincia comunera santandereana. Es, además, monumento nacional.