Hace cincuenta años allí se podía pescar. Hoy, vertimientos de 47 municipios han acabado con la vida marina de esa zona del Magdalena.
El olor en la desembocadura a veces es insoportable, la gente no deja de lanzar los desechos al río y los niños padecen de fiebre y brotes en la piel.
En la cuenca alta y media del Bogotá hay 12 plantas de tratamiento para evitar que caigan tóxicos a sus aguas, pero se necesitan al menos 13 de ellas para depurar el Bogotá en máximo siete años, esto significa un reto para el nuevo gobierno.
"Necesitamos más recursos para nosotros poder enfrentar la contaminación del río. Por otro lado que nos ayuden a que sea la prioridad del nuevo gobierno la recuperación de los recursos naturales", indicó Juan Carlos Escobar, director de la CAR Alto Magdalena.
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A pesar de la alta contaminación que aporta el Bogotá al Magdalena, la oxigenación que trae el río más importante del país logra activar pesca aguas abajo de la desembocadura del Bogotá.
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