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“Seguiré luchando contra este secuestro”: Andrés Felipe Arias desde una cárcel en EE. UU.

Dice que su caso hace parte de una vendetta contra el uribismo y cuestiona que él esté detenido, mientras los líderes de las FARC ocupan curules en el Congreso.

“Jamás me robé un peso, ni permití que otros robaran”, asegura Andrés Felipe Arias en una carta que dirige a los colombianos y en la que recuerda que lleva 382 días privado de la libertad en una cárcel federal de Estados Unidos.

“Es la tercera vez que me encuentro preso por cuenta de un delito que no cometí, pagando con mi libertad y con la paz de mi familia, el precio del odio político y la corrupción de los jueces que me condenaron en la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia”, sostiene el exministro, sentenciado en Colombia a 17 años de cárcel por el escándalo de Agro Ingreso Seguro.

Y agrega Arias, pedido en extradición, que “los particulares que realmente estafaron al programa Agro Ingreso Seguro no pagaron ni un solo día de cárcel (…) puedo probar que actué con absoluta integridad durante mi paso por el Ministerio”.

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Finalmente, quien fuera ministro de Agricultura del expresidente Álvaro Uribe se pregunta: “¿cómo entender que personas que hasta hace poco asesinaban, secuestraban y narcotraficaban en los montes de Colombia, hoy ostenten curules en el Congreso de la República, mientras yo, sin haber cometido delito alguno, sigo encarcelado y despojado de mis derechos políticos de por vida?”.

Esta es la carta completa:

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"Soy Andrés Felipe Arias y llevo 382 días privado de mi libertad en una cárcel federal de los Estados Unidos. Es la tercera vez que me encuentro preso por cuenta de un delito que no cometí, pagando con mi libertad y con la paz de mi familia; el precio del odio político y la corrupción de los jueces que me condenaron en la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia. Usted podrá o no estar de acuerdo con mis ideas políticas, o con las del gobierno que serví y defendí. Puedo o no ser de sus afectos, pero le pido que por un momento deponga sus prejuicios y escuche lo que tengo que decir. Jamás me robé un peso, ni permití que otros robaran.

Ni siquiera la injusta condena en mi contra, a más de 17 años de cárcel, es por haber desviado recursos del Ministerio a mi favor o por mis actividades electorales. Probablemente usted no sepa que mi condena obedece a tres convenios que suscribí, como ministro, con un órgano adscrito a la Organización de Estados Americanos (OEA) para operar el programa Agro Ingreso Seguro; convenios jurídicamente idénticos a más de 130 que fueron suscritos durante los últimos 25 años entre el Ministerio y el mismo organismo de la OEA.

Si yo le dijera que una de las Magistradas que firmó mi condena, no asistió a una sola audiencia del juicio, usted no me lo creería, pero así fue. Es tan descabellada mi condena que los particulares que realmente estafaron al programa Agro Ingreso Seguro no pagaron ni un solo día de cárcel. Es más, ante la ausencia de pruebas en mi contra, la Procuraduría General de la Nación le solicito a la Sala Penal mi absolución. Puedo probar que actué con absoluta integridad durante mi paso por el Ministerio. Aun así, aquí estoy, encarcelado y separado de mi esposa y mis hijos por un delito que no cometí.

Aunque he intentado apelar esta injusta condena, la Sala Penal no me quiere conceder este derecho. Supongo que algunos de sus Magistrados temen que se me permita desnudar todas las anomalías que cometieron en mi contra. Mas aún, no es fortuito que la Sala que me condenó sea la misma del "Cartel de la Toga", es decir, un grupo de jueces mayoritariamente corruptos y, por ende, ilegítimos.

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Tristemente, son muchos los testimonios, más de los que Colombia conoce o imagina, los que corroboran la forma deshonesta en que actuaban la mayoría de Magistrados de dicha Sala. De hecho, el único Magistrado que no aparece mencionado en las grabaciones de la DEA que develaron semejante entramado de corrupción, fue precisamente el Magistrado que votó en contra de mi condena, estableciendo en su salvamento de voto que sus colegas habían violado flagrantemente mis derechos de defensa y al debido proceso.

La Sala Penal que me condenó es, además, la misma de la vendetta contra el Presidente Uribe. Pero incluso los detractores del gobierno que serví y defendí deben reconocer que algo está podrido cuando la justicia se utiliza para saldar odios y cuentas políticas. Así pues, la injusticia cometida en mi contra no solo es una tribulación aguda, cruel y dolorosa para mi familia y para mi. Es, además, una lesión irreparable a los pilares del derecho, la libertad y la justicia de todo un país.

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Y me pregunto, ¿cómo entender que personas que hasta hace poco asesinaban, secuestraban y narcotraficaban en los montes de Colombia, hoy ostenten curules en el Congreso de la República, mientras yo, sin haber cometido delito alguno, sigo encarcelado y despojado de mis derechos políticos de por vida?Aun así, preservo mi fe en Dios.

Rendido solo ante El, seguiré luchando contra este secuestro. Lo tengo que llamar así porque, aunque se cubra de ropaje institucional, secuestro es secuestro; y el dolor causado por ello a mi esposa y mis hijos también es dolor. Sin duda, mi esposa Catalina y mis hijos Eloísa y Juan Pedro son los héroes de esta historia de terror. Su amor y su luz son la fuerza que tengo para resistir esta injusticia disfrazada de toga. Hoy nos tocó a mi esposa, a mis hijos y a mi; mañana puede tocarle a cualquiera.

Andrés F. Arias".

En contexto:

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Niegan libertad bajo fianza a Andrés Felipe Arias en EE. UU.  

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