Colombia tiene uno de los laboratorios de análisis forense y genérico más sofisticado de Latinoamérica. En estos espacios se han investigado casos como desaparecidos del Palacio de Justicia, el del estilista Mauricio Leal, víctimas de Luis Alfredo Garavito, entre otros.
Cada fragmento de hueso que llega hasta ese laboratorio puede ser la pieza faltante para resolver los más impactantes casos o identificar a una persona que lleva décadas desaparecida.
“Todos los casos son importantes. Este es un espacio donde se puede detectar todo lo que ha sufrido una persona. Estos son cuerpos de gente que ha muerto en circunstancias violentas. Cada uno de los huesos se pone en proceso anatómico, que lo hace el antropólogo. Cuando está así, se mide, luego viene el odontólogo y observa la carta dental. Los antropólogos aportamos sexo, edad, estatura y describimos prendas”, recalcó Jaime Castro Bermúdez, antropólogo de exhumaciones de la Fiscalía.
Los cuerpos en algunas ocasiones se recuperan completos, pero en otras solo por fragmentos. Estos son organizados para dar las primeras pistas que lleven a una identificación plena. Sin embargo, no todos los restos llegan al laboratorio en condiciones óptimas para ese proceso.
Según el antropólogo, son varias las razones por las que un cuerpo llega fragmentado. Entre ellas, puede ser la causa de la muerte o las condiciones de inhumación, como en zonas selváticas.
“El cuerpo se identifica con esto. Lo que quede se le devuelve a la familia. Pero los restos también son para la investigación, es la evidencia de que él falleció”, agregó Castro.
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Cuando no es posible identificar el cuerpo, los restos se introducen en cajas, donde son almacenados y archivados hasta que se logre ese proceso, mismo que se intenta de todas las maneras posibles.
Los huesos se limpian para quitarle la contaminación que puedan tener, luego se introducen en un mezclador, que contiene reactivos, y se lleva a máquinas especiales para extraer el ADN. El resultado se amplifica para determinar si tiene un perfil genético, mismo que se coteja con 43.000 muestras de referencia que tiene la Fiscalía de familiares que dejaron sus registros.
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Como este laboratorio, hay otros tres en Colombia. Gracias al trabajo de estos peritos en 2022 se logró la identificación de dos niños víctimas de Luis Alfredo Garavito, también falsos positivos y asesinados durante las masacres de El Salado y La Rochela.
En 2023, este trabajo permitió la identificación de 492 personas que se encontraban desaparecidas. Cada muestra y resto son claves para devolverle la paz a una familia que durante décadas ha buscado a sus desaparecidos.