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A la 1:28 de la madrugada de este viernes, 20 de diciembre de 2024, ocurrió un temblor en Colombia. Según el Servicio Geológico Colombiano, el sismo tuvo una magnitud de 3,5 y su epicentro fue el municipio de Los Santos, Santander. El evento sísmico tuvo una profundidad de 147 kilómetros.
El SGC señala que los municipios cercanos al epicentro son Los Santos (Santander) a 8 km, Jordán (Santander) a 10 km y Villanueva (Santander) a 17 km. Por fortuna, no hay reporte de víctimas ni daños materiales.
Contando este, ya son tres temblores los que se han registrado en Los Santos en lo corrido de este viernes. A las 2:33 de la madrugada, tuvo lugar una réplica de magnitud 2,3, con una profundidad de 144 kilómetros. Posteriormente, a las 3:35 a.m., un sismo 2,2 de magnitud 2,3 ocurrió en este municipio de Santander, con una profundidad de 135 kilómetros.
(Lea también: Temblor de 4.3 sacudió a Santander este 12 de diciembre: hubo otro sismo cerca de Bogotá)
Antes de un temblor
Prepararse adecuadamente antes de un temblor es crucial para minimizar riesgos y proteger la vida y los bienes. El Servicio Geológico Colombiano (SGC) recomienda varias medidas preventivas:
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Durante un temblor
Durante un temblor, es vital mantener la calma y seguir los protocolos de seguridad establecidos:
Después de un temblor
Una vez que el temblor ha cesado, es importante tomar medidas para garantizar la seguridad continua:
(Lea también: Fuerte temblor en Colombia: sismo de magnitud 4,4 alertó al departamento de Cundinamarca)
Los Santos, en el departamento de Santander, es conocido por su alta actividad sísmica. Esta región se encuentra en el denominado Nido Sísmico de Bucaramanga, una de las zonas con mayor sismicidad intermedia en el mundo. Según el Servicio Geológico Colombiano, esta actividad se debe a varias razones geológicas y tectónicas.
El Nido Sísmico de Bucaramanga es una región donde se concentra una cantidad inusual y continua de actividad sísmica. Los hipocentros de estos sismos se encuentran a profundidades intermedias, alrededor de 150 kilómetros bajo la superficie. Esta concentración de sismos se debe a la interacción compleja de fragmentos de placas tectónicas antiguas que están inmersas en el manto terrestre.
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En esta región, las placas tectónicas interactúan de manera que liberan energía en forma de sismos. Aunque la mayoría de estos sismos son de baja intensidad y no causan daños significativos, la frecuencia de los temblores es notable. La profundidad de los hipocentros significa que, al llegar a la superficie, las ondas sísmicas han perdido gran parte de su energía, lo que reduce el riesgo de daños graves.