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La confianza que depositan los padres al dejar a sus hijos en un jardín infantil o centro de cuidado a veces se ve derrumbada por dolorosas historias. En Villanueva, Casanare, la vida de Yesenia Villamil dio un giro inesperado cuando descubrió, a través de un video grabado por una vecina, que su hija de 4 años habría sido víctima de presunto maltrato al interior de la Fundación donde estudiaba. Séptimo Día conoció el caso.
Como sucede con muchas madres trabajadoras en la zona, Yesenia tomó la decisión de matricular a su hija en la Fundación Funcorp en 2024, buscando un lugar donde la menor estuviera segura mientras ella laboraba. Esta elección se basó en la fe en las referencias de otros padres: "Unas mamitas me recomendaron que el sitio era bueno, que tenía sus hijos y pues yo decidí ingresar a mi hija allá”, contó la madre de la menor.
Sin embargo, Yesenia relató que, al poco tiempo, comenzaron a hacerse evidentes las señales de que algo no estaba bien en el lugar, específicamente por la maestra Ludy Torres. Su hija empezó a mostrar cambios de comportamiento y signos de agresión física.
Aproximadamente tres meses después de haber ingresado a la institución, Yesenia notó que el comportamiento de *Laura se había modificado drásticamente. "La niña ya empezaba a llegar con miedos, con rasguños en su cara, apretones en sus rostros y decía que ella no quería volver más a ese jardín", reveló la madre.
La niña, por su parte, expresó su rechazo hacia el lugar: "Es una cosa que no se hace. Cosas malas. A mí no me gustan las cosas malas, me gustan las cosas buenas. Yo me sentía asustada”.
Laura había empezado a manifestar verbalmente su aversión por el lugar y por una de sus cuidadoras. "Me decía en ocasiones que no quería volver al jardín porque era feo y que la profesora era mala. Que la cogía de la mano fuerte y le gritaba".
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Antes de que la madre descubriera, a través de unos videos, lo que ocurría dentro de la fundación, la niña le comentó: “La profesora me dice que si no le hago caso, me mete a la alberca y me sube a un tanque”.
Mientras Yesenia intentaba comprender la razón de los cambios en su hija, una vecina de la fundación, María José Bahamón, había notado la constante alteración en el ambiente del centro educativo. Su casa estaba justo al lado del patio del jardín.
La mujer aseguró que los gritos y llantos de los niños eran una constante: “Eso pasaba todos los días, hasta que una mañana me despertaron los gritos. Entonces yo ahí sí ya dije 'No me aguanto más. Voy a ver qué está pasando'".
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Yesenia contó que, cuando empezó a exigir explicaciones a las maestras, estas la evadían y desestimaban las denuncias de su hija. “Me decían otras cosas y trataban a la niña de mentirosa”, aseguró.
Fue el 27 de noviembre de 2024 cuando María José decidió obtener pruebas de lo que ocurría. Desde un segundo piso, encima de un lavadero, decidió grabar. Eran cerca del mediodía cuando los llantos y gritos se hicieron intensos. En las imágenes captadas, que se difundieron rápidamente en las redes sociales de Villanueva, la vecina logró documentar el presunto maltrato. Ella describió el momento exacto en el que, en medio de un juego, dos profesoras se encontraban con los niños sentados en una mesita redonda. De repente, según el testimonio de la vecina, la maestra "agarró la niña del cuerpito, la metió al tanque y ahí dijo ‘tiene que aprender a jugar, tiene que aprender a jugar’".
La mujer enfocó para que se viera que la niña estaba adentro, y fue en ese momento "donde la niña empezó a gritar y a llorar". María José cuenta que la profesora se devolvió "a seguir el juego", mientras la niña estuvo presuntamente encerrada cerca de un minuto.
La menor confirmó ante las cámaras de Séptimo Día, que la profesora la metió a un tanque y que “quería salir de ese tanque gigante".
La noticia del video impactó profundamente a Yesenia Villamil, quien recibió una llamada de la directora de la fundación, Ángela Arias, pidiéndole que se acercara porque había ocurrido una situación con su hija. “Cuando yo veo que es mi hija, en ese momento me sentí llena de miedo y de impotencia”, reveló la madre.
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Al no obtener respuestas, Yesenia acudió a la Policía de Villanueva en busca de ayuda. El subintendente David Álvarez, investigador de la Sijín, explicó que, al conocer el caso, dio aviso a la estación de Policía para que se instaurara la denuncia por violencia intrafamiliar.
El equipo de Séptimo Día localizó a la profesora señalada, Ludy Torres, quien tenía a su cargo a 22 niños, para preguntarle por las acusaciones y las imágenes del video en su contra.
Al ser cuestionada directamente sobre el presunto maltrato, Torres negó rotundamente haber introducido a la niña en el tanque. “No, eso es mentira. En ningún momento se metió a la niña dentro de un tanque”, afirmó.
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También rechazó que la menor llegara con señales de maltrato de manera recurrente: “No, eso es una mentira”. Sobre lo que realmente sucedió, la docente se limitó a responder que “toca hablar con la abogada”.
A la grave denuncia de presunto maltrato se sumó la revelación de que la Fundación Funcorp “no contaba con los permisos” necesarios para operar como centro educativo. El secretario de gobierno de Villanueva, Juan Castañeda, confirmó que la fundación solo poseía el certificado de la Cámara de Comercio. "Un lugar que no estaba adecuado, desde luego que eso expone a los menores a bastantes situaciones", señaló.
Diego Ardila, secretario de educación de Casanare, explicó que, si bien la fundación ofrecía servicios a la primera infancia, carecía de licencia de funcionamiento y, por lo tanto, "no respondía a educación formal". Un comunicado enviado por la Fundación Mente Alma y Corazón al programa Séptimo Día indicó que la institución atendía a 35 menores para "su cuidado y alimentación sin expedir ningún tipo de certificación escolar o brindar algún tipo de educación formal o informal". La Fundación calificó el incidente como una "situación desafortunada que escapa a la responsabilidad de los directivos" y anunció la suspensión de todas sus actividades sociales.
Un año después del incidente, Yesenia Villamil asegura que no hay resultados claros sobre el avance de su denuncia ante las autoridades. Cuestiona que, pese al tiempo transcurrido, no ha recibido respuestas concretas sobre el proceso contra la maestra.
“Eso está en la Fiscalía. En el ICBF también tomaron parte de lo que pasó y dijeron que iban a estar ahí en acompañamiento, pero la verdad solo tuve dos o tres visitas, y hasta ahí”, concluyó Yesenia, quien sigue esperando justicia por el presunto maltrato a su hija.