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Ulises, el perrito compañero de Wilson que tuvo que salir de selva del Guaviare por temas de salud

Tras estar 18 días en la selva del Guaviare y ser clave en el hallazgo de pistas sobre los niños que estaban perdidos, a Ulises lo atacó una bacteria y le dio una infección. Su binomio, el soldado Ríos, cuenta cómo va la recuperación y habla de Wilson.

Él es Ulises, el compañero de Wilson que tuvo que salir de selva del Guaviare por problemas de salud

Noticias Caracol habló con el guía canino de Ulises, el otro pastor belga que durante 18 días estuvo en la búsqueda de los cuatro menores indígenas en las selvas del Guaviare y que encontró rastros fundamentales para ubicarlos.

El soldado Severino Ríos, su binomio y compañero en varias misiones, explicó cómo Ulises con su olfato fue vital para encontrar las pistas que mantenían viva la esperanza para los militares e indígenas en tierra.

“Hice la búsqueda cuando el perrito salió y se encontró el refugio, una matica de palma donde ellos (los niños) llegaron, descansaron, seguro se arroparon con las hojitas y seguro en la noche se quedaron”, cuenta el soldado y guía canino que participó en las arduas labores para que los hermanitos Mucutuy fueran rescatados.

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Desde ese momento, cada rastro que encontró Ulises marcó el camino para nuevas pistas que fueron acercando a los equipos de búsqueda a los cuatro niños.

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“Ya los otros registros de los comandos (entre ellos Wilson) encontraron un tetero, encontraron más arribita de pronto una chancla, encontraron un pañal de la bebé”, relata el soldado Severino Ríos.

Aunque Ulises fue efectivo encontrando rastros, la inclemencia de la selva también lo impactó y tuvo que ser evacuado: “Le dio una bacteria y le dio una infección, una infección de pronto por la picadura de zancudo, la polilla”.

El soldado Ríos, que junto a Ulises estuvo en gran parte de la Operación Esperanza, explica las condiciones complejas y los riesgos que conllevó para ambos estar en medio de la selva. También habla de lo que pudo haber ocasionado la pérdida de Wilson, el otro pastor belga que hoy buscan los comandos de las fuerzas especiales.

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“El terreno es muy complicado, muy intenso, hay muchos árboles muy altos. Eso es como oscuro, porque no se ve el sol. El perrito pues yo lo enviaba más o menos tres, cinco metros, y ya el perrito no lo veía, entonces me tocaba llamarlo para ubicarlo. En eso todo se ve igual, entonces uno se puede estar perdiendo”, puntualiza.

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Hoy el soldado Ríos, con la satisfacción de que junto a Ulises aportaron en la búsqueda de los cuatro niños, dice que espera que pronto encuentren a Wilson, mientras su binomio y amigo se recupera completamente para emprender una nueva misión.

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