Hussein Jiménez tenía una excelente calidad de vida en su país, era el dueño de varias franquicias de papelerías.
Pero la crisis diluyó por completo ese proyecto de vida.
"Poco a poco se fue desmejorando la calidad de vida, la economía empeoró y eso generó un clima de insatisfacción personal que estaba afectando a mi familia", afirma Hussein.
Entonces probó suerte en Sabaneta junto a su esposa y tres hijos.
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Hoy, pese a las dificultades de la economía colombiana y con espíritu emprendedor, ya cuenta con su propio negocio.
"Somos privilegiados de llegar a este país y emprender en corto tiempo. Apenas llevo un año en Colombia y ya tengo dos negocios prósperos. Y yo le estoy abriendo las puertas del empleo a aquellos venezolanos que llegan", dice Hussein.
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Y añade: "Hay que dejar de ver a los venezolanos como un número estadístico, somos ciudadanos".
Colombia se volvió su casa, un país que le abrió sus puertas y le devolvió a su familia el significado de la tranquilidad.
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