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En las últimas horas, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) dio a conocer que rescató a cuatro reptiles ejemplares de boa constrictor, una de las serpientes más grandes del América del Sur. Estos animales, tal como lo dio a conocer la corporación, se encontraban en áreas urbanas de municipios de La Mesa y Anapoima, dos municipios que se encuentran a menos de dos horas de Bogotá.
Aunque estos reptiles no se encontraban heridos, sí tuvieron que ser rescatados por las autoridades locales para evitar reacciones violentas por parte de los seres humanos, quienes, por desconocimiento, suelen atacarlas al considerarlas peligrosas. Las cuatro boas constrictoras fueron revisadas y, posteriormente, trasladadas hacia sus respectivos ecosistemas, alejadas de la población y de zonas urbanas.
Tres de las cuatro serpientes rescatadas fueron localizadas en el perímetro urbano de La Mesa, rescatas y posteriormente trasladadas a su hábitat natural por funcionarios de la Regional Tequendama de la CAR. Uno de estos tres animales era de gran tamaño, teniendo en cuenta que este tipo de reptiles llegan a medir hasta cuatro metros de longitud y a alcanzar un peso de 70 kilogramos.
El cuarto ejemplar fue rescatado de un colegio en Anapoima gracias al debido llamado del personal administrativo. Esta serpiente medía aproximadamente dos metros y logró ser trasladada gracias a la notificación oportuna. Aunque estos animales no representan una amenaza directa al ser humano, su intimidante tamaño suele ocasionar que las personas les hagan daño o incluso las maten. "Es fundamental que la comunidad entienda que estos animales no representan una amenaza directa si se les respeta", afirmó Nidia Cruz, directora regional de la CAR Cundinamarca.
La directora Nidia Cruz dijo que esto se debe, principalmente, a los procesos de urbanización que se han llevado a cabo en las regiones en las que habita este reptil. Esta pérdida de hábitat es la que ha ocasionado dicha llegada de boas constrictor a zonas donde antes no eran vistas, como zonas urbanas o conjuntos residenciales construidos en espacios rurales.
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La CAR también dio a conocer que desde 2023 se han reubicado alrededor de 186 ejemplares de boa constrictor en la regional Tequendama, sin embargo, sostiene que "es muy posible que muchos de los individuos sean repetidos debido a la alta movilidad de esta especie y la posible duplicidad en los registros".
Actualmente se realizan esfuerzos para clasificar a las serpientes que son reportadas y determinar si estas son traídas por seres humanos desde otras regiones del país. De la misma manera, se hacen estas acciones para conocer con detalle cuál es el ritmo de reproducción de estos animales, el número de hembras y machos reportados, su alimentación y depredadores.
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"Se vienen realizando mesas de trabajo con expertos en el tema —provenientes de la Universidad Nacional, el Ministerio del Medio Ambiente, Gobernación de Cundinamarca y las Secretarías de Ambiente de los municipios— con presencia de los reptiles con el fin de establecer protocolos de marcación de los ejemplares, capacitar a los funcionarios relacionados con su rescate y reubicación, así como generar proyectos de investigación que permitan la caracterización de los mismos", agregó la directora.
Es importante tener en cuenta que, aunque la boa constrictor no posee veneno ni suele representar una amenaza directa para los humanos, su mordedura puede generar dolor, hinchazón e incluso infecciones. De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud (INS), en Colombia habitan más de 300 especies de serpientes, pero solo alrededor del 16 % son venenosas. Las boas desempeñan un rol fundamental en el equilibrio ecológico, ya que ayudan a controlar las poblaciones de roedores y otros animales que podrían convertirse en plagas.
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