Este domingo, 28 de enero de 2024, inició un nuevo incendio en el departamento de Boyacá. La conflagración se registra en una montaña ubicada entre los municipios de Samacá y Cucaita. En redes sociales, testigos publicaron videos e imágenes que muestran la gravedad de la emergencia.
En una de las grabaciones se observa una gigantesca columna de humo que cubre un bosque de pinos.
"A esta hora hay un incendio en una de las montañas aledañas a Samacá, Boyacá, en la vía Tunja-Villa de Leyva, muy cerca hay poblaciones y muchos animales", escribió un usuario en X.
Emergencia en Boyacá por incendio entre los municipios de Samacá y Cucaita. En #CaracolAhora hablamos con Mikhail Krasnov, alcalde de Tunja, quien envió carrotanques para ayudar a contener la emergencia 👉 https://t.co/M6q88iBRvm pic.twitter.com/Z8ERtJTskJ
— Noticias Caracol (@NoticiasCaracol) January 28, 2024
El alcalde de Tunja, Mikhail Krasnov, informó en Caracol Ahora que envió un carrotanque para ayudar controlar el incendio en esta zona del Boyacá: "Voy camino a Cucaita para ver si el incendio es muy fuerte, para así saber si necesitamos el apoyo del batallón que está en Tunja".
La tristeza de don Rodrigo, el hombre que perdió 80 hectáreas durante el incendio en Nemocón
De otro lado, el grave incendio que se registró en Nemocón, Cundinamarca, acabó con 80 hectáreas de un predio que pertenece a don Rodrigo, un hombre que está desolado por el panorama que antes era verde y ahora está reducido a cenizas.
Don Rodrigo Castilla, un hombre que ama la naturaleza, dice con mucha tristeza que ya no le “alcanzará la vida” para recuperar el ecosistema, mismo en el que él ha trabajado durante 25 años.
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“Esta es una hacienda muy grande que cubre toda la montaña por el lado de Nemocón. Son unas 204 hectáreas que logramos desarrollar y cuidar para que fuera una protección ambiental. Con una impotencia porque la magnitud del incendio fue tal que uno no sabía por dónde cruzar, ni a qué atacar”, comentó el sujeto.
Pese a las llamas, Rodrigo Castilla sigue siendo un fiel creyente de cuidar lo que quedó y tratar de recuperar lo que el fuego se llevó.
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“Me dan ganas de llorar. No hay nada más que hacer, pues es la naturaleza. Si no defendemos esto, pues a dónde vamos a llegar”, concluyó.