El agua caliente es un lujo que muchas personas disfrutan a la hora de bañarse, pero también implica un costo adicional en el recibo de los servicios públicos.
Los expertos en el tema aseguran la importancia de elegir el sistema más adecuado para calentar el agua, según las necesidades y preferencias.
Si tiene dudas del sistema que quiere implementar en su hogar, le contamos las ventajas y desventajas para que pueda escoger de acuerdo con sus necesidades.
¿Qué es mejor, una ducha eléctrica o un calentador a gas?
Ducha eléctrica
Este tradicional dispositivo se conecta a la red eléctrica y calienta el agua al instante, sin necesidad de un tanque o un depósito. Su instalación es sencilla y no requiere de una conexión a gas.
Su principal ventaja es que ofrece agua caliente ilimitada y a la temperatura deseada, sin depender de una presión.
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Sin embargo, su principal desventaja es que consume mucha energía eléctrica y refleja un mayor costo en el recibo. Además, puede representar un riesgo de electrocución si no se instala correctamente o si se usa en condiciones de humedad.
Calentador a gas
Es un aparato que usa el gas natural como combustible para calentar el agua que circula por un serpentín o un intercambiador de calor.
La instalación es más compleja y requiere de una conexión de gas y una salida de humos. La ventaja es que consume menos energía eléctrica que una ducha, lo que se traduce en un menor costo en el recibo.
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Además, ofrece una mayor capacidad y potencia para calentar el agua. Esto le permite abastecer varios puntos de consumo al mismo tiempo. Sin embargo, su desventaja es que necesita de un tanque o un depósito para almacenar el agua caliente, lo que ocupa espacio y puede generar pérdidas de calor.
De la misma manera, puede presentar un riesgo de fuga de gas si no se mantiene adecuadamente o si se usa en lugares cerrados sin ventilación.
¿Cuánto debe demorarse en la ducha para ahorrar en su recibo?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una ducha debe limitarse a solo 5 minutos para un uso sostenible de agua y energía para no superar los 95 litros de consumo medio diario.
De esta forma, se puede ahorrar en el recibo tanto de agua como de electricidad o gas, dependiendo del sistema que use para calentarla.
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No obstante, el ahorro también dependerá del estrato en el que se viva, ya que el precio del agua varía según el nivel socioeconómico.
Por lo tanto, se recomienda tomar duchas cortas y ajustar la temperatura del agua según la necesidad.
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