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A las puertas de iniciar el Año Nuevo, muchas personas se encuentran alistando sus diferentes agüeros, rituales tradicionales que no suelen faltar a la medianoche.
El objetivo es recibir el nuevo año con buena energía, atrayendo la prosperidad, abundancia y el éxito. Estas costumbres son significativas no solo en Colombia, sino también en diferentes países alrededor del mundo, manteniéndose presente a lo largo de los años.
Una de las tradiciones más populares, compartida en la mayoría de las regiones de Sudamérica, es la de comer las 12 uvas justo cuando inicia el nuevo año.
Algunos optan por hacerlo al compás de las 12 campanadas que anuncian la llegada del nuevo año.
¿Por qué se comen las 12 uvas en Año Nuevo?
La tradición de consumir las 12 uvas en la víspera del Año Nuevo tiene sus raíces en España, donde se originó alrededor del siglo XIX.
En ese período, distintas familias de la burguesía española, influenciadas por costumbres francesas, incorporaron la celebración de fin de año que incluía el consumo de champaña y uvas.
Posteriormente, los habitantes de Madrid se dirigían a la Puerta del Sol para escuchar las campanadas de la medianoche y participaban en la costumbre de comer uvas, siguiendo la práctica inicial de la clase alta.
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Según Jeff Koehle, en un artículo para la radio estadounidense NPR, este gesto podría haberse realizado con cierta ironía o burla.
Con el tiempo, la tradición evolucionó y se difundió la creencia de que comer 12 uvas en Año Nuevo atrae buena suerte y prosperidad.
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En 1897, era común ver a vendedores ambulantes ofreciendo uvas por las calles de España y a estas se les denominó "Las uvas de la suerte de San Silvestre". La práctica se estableció en la cultura española y más adelante se extendió a América Latina, consolidándose como una costumbre arraigada en la celebración del Año Nuevo.
¿Cuáles son los 12 deseos que se deben pedir en Año Nuevo?
Una tradición ampliamente reconocida en todo el mundo es la de consumir 12 uvas durante la transición al nuevo año.
Cada una de estas uvas simboliza los meses del año y la costumbre consiste en formular un deseo al sonar cada campanada, representándose de una manera individual al establecer nuevos propósitos y metas para el próximo año.
La tradición refleja experimentar cambios para un nuevo comienzo, logrados cuando las personas trabajan en su interior, modifican hábitos y se esfuerzan por alcanzar metas.