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Viajar no solo significa descubrir paisajes nuevos o probar sabores distintos; también implica resolver la parte práctica del trayecto. El hospedaje suele ser uno de los mayores dolores de cabeza: hoteles impersonales, precios que se disparan y alojamientos que no siempre transmiten la esencia del destino. Frente a esto, ha surgido una tendencia que cada vez gana más adeptos: el housesitting, una fórmula que combina el ahorro con la experiencia de vivir como un local.
El concepto es sencillo: mientras una persona se ausenta de su hogar por vacaciones, trabajo o estancias prolongadas en el extranjero, otra se ofrece a cuidarlo. El beneficio es mutuo: el viajero se hospeda sin pagar, y el anfitrión se asegura de que su casa y, en muchos casos, sus mascotas y plantas, estén en buenas manos. La duración varía: puede ser un fin de semana o incluso varios meses.
Las plataformas digitales como TrustedHousesitters, Nomador o HouseCarers han hecho que este sistema florezca. Allí, dueños y viajeros crean perfiles, suben fotos, detallan experiencias previas y reciben calificaciones. Para concretar, es común que ambas partes se reúnan antes por videollamada, y muchas veces estas páginas incluyen seguros y verificaciones para mayor seguridad.
Aunque pueda sonar como un trato relajado, el housesitting implica responsabilidades claras: seguir rutinas de alimentación y paseo de mascotas, mantener el orden del lugar y reaccionar ante imprevistos. Por eso se recomienda dejar todo por escrito: horarios, reglas de la casa, contactos de emergencia e indicaciones sobre el uso de electrodomésticos.
Lo que hace atractivo este sistema no es solo el ahorro considerable en hospedaje, sino también la posibilidad de vivir la ciudad como un residente más. Cocinar con productos locales, caminar por barrios alejados del turismo masivo o trabajar tranquilamente como nómada digital son parte de la experiencia. Además, para quienes aman los animales, cuidar de perros o gatos se convierte en un plus emocional.
Como en todo intercambio, hay que tomar precauciones. Existen estafas, malentendidos sobre las tareas o problemas de salud de mascotas que pueden complicar la estancia. Por eso se aconseja usar plataformas reconocidas, revisar referencias, confirmar detalles legales de seguros y establecer comunicación constante con el anfitrión.
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El housesitting se ha consolidado como una opción distinta para quienes buscan viajar de forma económica, sostenible y auténtica. Preparar un perfil sólido, mostrar referencias, respetar el acuerdo y cerrar la experiencia con un buen informe al anfitrión abre la puerta a nuevas oportunidades en el futuro.
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