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Arauca, la zozobra y la impotencia

Habitantes consideran que la llegada de 600 hombres del Ejército no soluciona los problemas estructurales que viven sus pobladores que exigen más inversión social, salud y educación.

Arauca, la zozobra y la impotencia

Las noches en Saravena, uno de los municipios más importantes de Arauca, se han vuelto insoportables para sus habitantes, que temen lo peor cuando se va la luz del día. Y no es para menos, dos carros bomba han sido detonados en la última semana, uno en la salida a Fortul y otro en pleno corazón del pueblo.

Aunque la gente históricamente ha padecido los rigores del conflicto armado en esta región fronteriza con Venezuela, lo que viene sucediendo desde el 2 de enero es un capítulo aparte. Según la Defensoría del Pueblo, por lo menos 37 personas han sido asesinadas en lo que va corrido del año y se han realizado 47 ataques armados, triste récord que tiene a los araucanos con los pelos de punta.

El origen es la confrontación armada entre facciones disidentes de las FARC y el Ejército de Liberación Nacional, ELN. El enfrentamiento entre los grupos armados se ha caracterizado por ataques a blancos específicos de los dos bandos, el problema es que cada uno apunta sus armas a la población civil, que según ellos, compone la base de cada una de las partes.

Johana Pinzón es una curtida lideresa que preside la Asociación Nacional Campesina, ASONALCA. Ella denuncia las amenazas del comandante del Frente Décimo Martín Villa, quien hace algunos días ordenó, en una grabación que circuló por las redes sociales, el asesinato de líderes sociales y la destrucción de sus proyectos comunitarios. “Para nosotros es preocupante y hemos sacado con organizaciones de derechos humanos alertas tempranas frente a una amenaza directa a través de un audio que circuló el día 9 de enero en donde la disidencia de las FARC amenaza de muerte a líderes comunales y a todos sus proyectos, les hemos pedido a los grupos armados en varias ocasiones que nos excluyan de su guerra porque nosotros los líderes, no tenemos nada que ver en ese conflicto", señaló.

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El trabajo comunitario de estas organizaciones que han trabajo durante años en ese propósito ha dado sus frutos. En el municipio funcionan con mucho éxito varias empresas comunales, quizás la más emblemática es la Empresa de Acueducto, Alcantarillado, Aguas y Aseo ECAAAS E.S.P.

Bernardo Argüello es su presidente y dice que se siente orgulloso del trabajo que han realizado: "Llevamos nueve años teniendo la mejor calidad de agua del departamento y estamos en los 10 mejores del país, eso es un orgullo para un proyecto comunitario como este". El problema es que tanto las disidencias de las FARC como el Gobierno los han señalado de tener nexos con el ELN. La empresa ha sido blanco de dos atentados terroristas en los últimos días, para Argüello el tema no es nuevo y sostiene que es una vieja lucha que padece la comunidad por sacar adelante este proyecto colectivo.

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Indicó que "eso nos ha costado muerte de compañeros, cárcel a algunos. En mi caso he estado preso en dos oportunidades, pero hemos logrado demostrar nuestra inocencia, pero el estigma existe".

Los líderes campesinos y comunales saben que las amenazas son reales y la fuerza de los acontecimientos les da la razón. El carro bomba detonado la noche del 19 de enero frente a la sede de las Organizaciones Sociales de Oriente es una prueba de ello, sin embargo, no están exigiendo mayor protección al Gobierno, pues consideran que la militarización de la región no ha traído ningún resultado positivo para la gente y, según ellos, ha generado un escalamiento mayor en el conflicto armado.

Un pueblo bajo amenaza

Pese al optimismo de muchos habitantes que intentan llevar su vida adelante es una realidad el ambiente de zozobra que se respira en el pueblo. No hay hora en la que uno esté tranquilo, dice un hombre en el parque principal, y tiene razón, pues varios atentados a bala y asesinatos se han producido a plena luz del día. Esa tensa calma afecta la vida normal del Municipio.

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Ciro Velandia es taxista. Habla de la afectación que sufre su gremio, el de los transportadores. Dice que desde los primeros días de enero el trabajo decayó porque poca gente se ve en las calles: "Esto está duro, está feo porque la gente se está guardando temprano por el temor, la zozobra de la gente con lo que estamos viviendo, pues no da para estar uno tarde de la noche en la calle".

Lo mismo opinan los comerciantes que se han visto obligados a cerrar sus negocios temprano, entre las 7:30 y 8 pm. La gente empieza a guardarse en sus casas y el comercio a cerrar sus puertas, a las 9 ya no hay nadie en las calles. El Alcalde Wilfredo Gómez les pide a los grupos armados que busquen un punto de encuentro para buscar salidas a la confrontación porque la gente no aguanta más la angustia por causa de las acciones armadas. Hablamos con él en medio de la emergencia ocasionada por la detonación del segundo carro bomba.

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"Hoy vemos, lastimosamente, empresas en el municipio de Saravena afectadas, producto de este artefacto explosivo, familias que han perdido sus casas y la verdad la población civil no se merece esta zozobra y menos un pueblo tan próspero como lo es el araucano", señala.

No quieren más militares

Uno de los temas que más critican los araucanos es la respuesta que históricamente ha tenido el Gobierno frente al tema del conflicto armado en su departamento. Johnny Omar Díaz es el actual presidente de ASOJUNTAS, sostiene que la situación que viven hoy es el producto de años de olvido estatal en estas tierras que, según él, siguen considerando como los territorios nacionales, un viejo concepto de la Orinoquía antes de que se convirtieran en intendencias y luego departamentos. Dice además que las luchas campesinas siempre han sido estigmatizadas y señaladas de hacer parte de la estrategia insurgente del ELN. El descubrimiento de los pozos petroleros no trajo la prosperidad que en su momento anunciaron los gobernantes, dice, y por el contrario lo que provocó fue el empobrecimiento y el recrudecimiento de la guerra, porque desde entonces empezó a incrementarse el pie de fuerza en la región.

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Por eso consideran que la llegada de 600 hombres del Ejército no soluciona los problemas estructurales que viven sus pobladores que exigen más inversión social, salud y educación.

El alcalde también ha rechazado esta medida porque no cree en su eficacia. En las calles la gente se pregunta ¿por qué en una zona con alta presencia militar y policial los sicarios pueden actuar con tanta libertad? Trasladamos esa pregunta al Alcalde y dijo: "aunque se han dado los directrices a la fuerza pública para que ejerzan el control y la seguridad ciudadana es muy difícil controlar los atentados porque quienes los realizan son civiles que se mezclan entre la población, pero soy consciente de que estamos viviendo un momento muy delicado y eso no lo podemos esconder ".

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La iglesia, mediante Monseñor Jaime Cristóbal Abril, obispo de Arauca, se ha pronunciado por estos hechos y ha ofrecido sus buenos oficios para buscar una mediación entre los grupos armados, pero al tiempo les ha exigido sensatez y grandeza para reconocer sus errores y así poder avanzar en puntos de encuentro: "a los actores directos del conflicto que vive actualmente nuestro territorio nos permitimos pedirles que pasen de la recriminación mutua, que busca colocar en el otro al único responsable de los hechos y generar el pretexto para las acciones de respuesta a una reflexión propia al análisis sereno de los acontecimientos. Y a parar, a parar el creciente torbellino de asesinatos".

Recientemente la población de Saravena salió masivamente a las calles a exigirles a los señores de la guerra que cesen las hostilidades y que permitan que este pueblo valiente siga adelante. En Arauca, aunque los grupos armados les enseñaron a las malas a resistir, todos confían en que esto pasará pronto y que llegarán días más tranquilos, porque la paz la perdieron hace mucho tiempo.

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