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Homenaje a la reina del bullerengue Petrona Martínez: “Historia, tradición, cultura y música”

Su legado será inmortal y, precisamente, la comunidad de la vereda de Palenquito hizo un pacto con la cantante para seguir refrendando este género musical por generaciones.

Canto de la eterna felicidad: homenaje a Petrona Martínez, la reina del bullerengue

Un equipo de Noticias Caracol llegó hasta Palenquito, en el norte de Bolívar, para rendirle homenaje a Petrona Martínez, considerada la reina del bullerengue. Su música y su voz trascendieron fronteras y, por eso, es considerada como de las más grandes glorias del folclor colombiano.

Es que, a fuerza de cantos ingeniosos y alegres, Petrona Martínez hizo de palenquito, un imperio del bullerengue.

Esa mujer impacta cuando comienza con su alegría, con su baile, con su grito de cantadora, esa es una de las cosas que más me impacta y, por supuesto, su bondad y sencillez”, declaró la cantante Miriam Negrete.

A un caserío de esta vereda, llegó Petrona desde joven y se incorporó a la cuadrilla de jornaleros, quienes extraían material de construcción desde la profundidad de un arroyo, en ese lugar estalló por primera vez su prodigiosa voz.

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“Claro, en el arroyo ella comenzó a cantar. Son cosas que yo refiero, con todos mis compañeros y vivimos del arroyo todos los areneros”, indicó Librada Mendoza, una de las vecinas de Petrona Martínez.

La cantante hizo del ritmo frenético del bullerengue una rutina para aliviar la aspereza del trabajo. En ese escenario rural que divide los humedales del canal del dique y los Montes de María, probablemente, emergieron los cantos más memorables de Petrona Martínez.

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Durante décadas, compuso cientos de piezas folclóricas que consolidaron su fama regional.

“Historia, tradición, cultura, música, todos esos son los conceptos con los que asocio a Petrona Martínez”, expresó el tamborero Gabriel Arturo Durán.

El prestigio de esta cantante bolivarense se extendió por el mundo. Su éxito incluyó prolongadas giras en Europa, grabaciones exclusivas y numerosas distinciones, entre ellas, un premio Grammy, pero, a pesar de los aplausos de aprobación, nunca olvidó la pobreza de su origen.

“Es eso, de donde vino, donde llegó y que nunca perdió su humildad ni su tradición campesina de sacadora de arena del corregimiento Palenquito”, aseguró el alcalde de Mahates, Bolívar, Jose Altahona.

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Esa misma pasión por el bullerengue y otros ritmos afros, la incubó en su familia y la vecindad, pero una súbita enfermedad detuvo su gloria, pues Petrona perdió la movilidad corporal y le arruinó la voz, el activo más valioso que atesoraba.

Los trastornos de salud, el asomo de la vejez y la carga de nostalgia no apagaron su temperamento feliz. A pesar de todo, balbucea sus cantos e intenta bailar para irradiar la plenitud de sus mejores años.

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Consciente de su debilidad, le pidió a sus numerosa parentela defender con celo el arte que amó desde niña como una herencia ancestral.

“No solo prometimos no dejar caer ese legado, sino que lo estamos haciendo. Queremos como inmortalizar su memoria para que siempre quede en nuestra historia”, expresó Joselina Llerena, hija de Petrona.

Este pacto musical quedó refrendado por varias generaciones. “Siento que el día que no deje de ejecutar esta música de bullerengue le estoy faltando a ella como la jefa y la matrona de este género musical”, manifestó José, nieto de Petrona Martínez.

Para perpetuar la imagen de Petrona Martínez en Arjona, donde ahora vive, se creó la escuela de tambores que lleva su nombre. En este mismo municipio del norte de Bolívar se realizará cada año en su memoria el festival del bullerengue.

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Petrona está alejada de los escenarios, pero tiene para el recuerdo una abundante despensa folclórica, que hablará para siempre de su talento y colosal estatura humana.

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