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En una lujosa mansión en Rionegro, Antioquia, se escondía Jortman Robinson Suárez Molina, a quien en el mundo del hampa y el narcotráfico conocían con el alias de Ecuatoriano, haciendo alusión a su país de origen, de donde huyó de la Policía y de sus enemigos.
Las investigaciones de las autoridades detallan que este hombre quedó en libertad en Ecuador luego de ser capturado en una ‘narcofiesta’. Por procedimientos que son materia de indagación, estando libre, Suárez decidió escapar a Colombia para evitar una recaptura y también para perderse de bandos que rivalizaban de Los Choneros, grupo delincuencial del cual era uno de los altos mandos, en un momento cuando alias Fito, principal jefe, estaba siendo arrinconado.
La sede para seguir delinquiendo fue una mansión de Rionegro, Antioquia, donde estaba viviendo hace al menos tres meses con su pareja, una reconocida modelo paisa. Sin embargo, las excentricidades del capo fueron las que lo hicieron caer. Fiestas con todo tipo de excesos, ruidos y la entrada y salida de lujosas camionetas fueron alertadas por ciertos vecinos, quienes cansados de esa situación pusieron una queja en la Policía.
Esa pista fue seguida por agentes, quienes le pusieron la lupa al predio, descubriendo así que en esa mansión se escondía alias el Ecuatoriano, de 35 años y uno de los traficantes de armas más peligrosos en su país. En el seguimiento, hallaron que Suárez se había convertido en el principal enlace entre Los Choneros y el Clan del Golfo, con transacciones millonarias entre las bandas.
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En el prontuario de alias el Ecuatoriano hay antecedentes por tentativa de homicidio y asociación ilícita. Entre las indagaciones se estableció que utilizaba fincas en Antioquia como centros de acopio de armas y para el acondicionamiento de vehículos con el fin de ocultar estupefacientes.
El director de la Dijín, el coronel Elver Alfonso, manifestó que tras la información obtenida por inteligencia de la Policía y, en coordinación con las autoridades de Ecuador, el pasado lunes 29 de septiembre se procedió al operativo de su captura, el cual terminó en un violento enfrentamiento.
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“Al momento de la operación, los agentes de la Dijín y comandos fueron recibidos con disparos. Allí fue abatido alias el Ecuatoriano”, dejo Alfonso. Durante el operativo, las autoridades capturaron a tres personas quienes servían como sus escoltas, se incautaron dos camionetas, un fusil, tres pistolas, munición, equipos de comunicación, joyas y dinero en efectivo.
Suárez se escondía en uno de los sectores más exclusivos de Rionegro, a una hora de Medellín. En esa finca, rodeada por arbustos y una puerta en madera para cubrir el predio, planificaba sus movimientos en el narcotráfico y en el tráfico de armas. Allí siempre disponía de dos camionetas Toyota, color blanco y último modelo, donde era transportado por sus bandidos a sueldo.
En la entrada de la finca un camino en piedras y de pinos dirigía hacia la mansión, pintada de color blanco, con una piscina y un elemento que llamó la atención de las autoridades, un perro gigante en algún material precioso que todavía es materia de indagación.
En esa casa, donde finalmente falleció luego de enfrentarse con la Policía, el capo vivía con su pareja, una reconocida modelo. De hecho, las autoridades trazan las pistas que dejó Suárez en Colombia y ya se indaga quiénes de sus cercanos le sirvieron como testaferros. Otro de los elementos que están entre las pesquisas son sus movimientos por el Magdalena Medio, lugar donde estaba concentrando parte de sus inversiones en el negocio del tráfico de drogas para el envío a Estados Unidos.
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