Abandonado hace cinco años en una caja de zapatos, frente a un refugio, ahora participa en las producciones más importantes de España.
La vida de Max serviría por si sola para hacer una película.
Cuando era cachorro fue dejado en las puertas de un refugio animal en Sevilla. Aunque a los pocos meses lo adoptaron, semanas después lo devolvieron, pues la mujer que lo había acogido quedó embarazada y dijo que ya no podía hacerse cargo de él.
Pero el destino le tenía preparada una magnífica sorpresa. Max, un perro criollo producto del cruce de un podenco portugués y una raza desconocida, fue adoptado finalmente por una amorosa familia, la de Ainhoa Larregui.
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Los primeros meses en su nuevo hogar fueron muy difíciles: “Era un absoluto desastre, lloraba si me iba, ladraba, y se orinaba y hacía popo en casa”, cuenta Larregui.
Tal era el nivel de las pilatunas del cachorro que una vez arruinó completamente una cena familiar. “Tenía la mesa puesta para una comida familiar y cuando volví de abrir la puerta no quedaba nada, solo Max dándose un festín", añade la dueña.
Fue en ese momento que la familia Larregui decidió entrenar al can para evitar que siguiera haciendo destrozos. “Empecé a adiestrarlo y pronto me di cuenta que aprendía rapidísimo”, afirmó Ainhoa.
Ante el rápido aprendizaje de Max, sus dueños contactaron a Rafael Cassado, preparador de perros actores y ganador de un Palm dog (Oscar canino), para que lo entrenara.
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“Lo que cualquier otro perro tardaba una semana en aprender, él lo hacía en un día. Estaba hecho para el cine”, cuenta muy orgullosa su dueña sobre las sesiones de entrenamiento con Cassado.
Desde que el canino comenzó a trabajar con el adiestrador, su carrera ha ido en constante crecimiento. Ha participado con su repertorio de trucos en comerciales de gaseosas, de seguros y en otros anuncios de la televisión española.
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Entre las habilidades de Max está quedarse quieto, arrastrarse, rodar sobre sí mismo y hasta bostezar cuando lo ordenan. Ha sido esta última habilidad la que lo ha llevado a interpretar su mejor papel en su carrera: fue escogido para participar en un corto promocional para la lotería de Navidad dirigido por el galardonando Alejandro Amenábar.
Amenábar estaba buscando por todo España un perro que pudiera bostezar y no lo había encontrado, hasta que Max apareció. Ahora este perro se ha convertido en la imagen del sorteo navideño y se ha vuelto toda una estrella de la televisión española.
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Vea aquí el corto:
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Además de su talento actoral, ha servido de ayuda a un niño vecino de la familia a recuperarse de una parálisis total que sufría. El pequeño, llamado Nicolás, sufría de síndrome del cautiverio y Max era llevado a su casa para acompañarlo.
En una de sus visitas el canino comenzó a lamerle la mano y el niño la movió para acariciarlo. Ahora Nicolás está en recuperación y Max lo acompaña en algunas de sus terapias.