El joven la llama su “ángel disfrazado”, pues se propuso ubicar a los familiares de Gail sin tener mucha información.
Anthony Bookert cuenta que perdió contacto con su madre Gail en 2003, cuando apenas era un niño, debido a que ella tuvo complicaciones de salud cuando vivían en un hogar grupal y finalmente desarrolló demencia.
Pero, a finales del mes de abril, Anthony recibió la llamada que alegró su vida: era Susan Franco, una enfermera del Hospital Chippenham, ubicado en el estado de Virginia, en Estados Unidos, contándole que su mamá se encontraba allí.
"Nunca pensé que recibiría esa llamada porque había pasado mucho tiempo desde que la vi”, dijo el joven a CBS News durante una entrevista junto a Franco.
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Bookert dice que la enfermera fue más allá de su trabajo para lograr contactarlo porque tuvo que buscar la forma de encontrar las conexiones familiares de Gail.
“Realmente siento en mi corazón que Dios trabaja de maneras misteriosas. No es nuestro momento, sino su momento, ¿sabes a qué me refiero? Para que ella me llame, es abrumador. Realmente me conmovió”, dijo, a lo que Franco respondió que estaba de acuerdo.
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Madre e hijo no han podido abrazarse de nuevo ya que ella se encuentra recluida en el hospital y aún continúa la restricción de visitas debido al coronavirus. Sin embargo, han hablado telefónicamente y, por intermedio de la enfermera, él le ha enviado algunos artículos.
"Solo quiero agradecer a todos, a todas las enfermeras, que están haciendo lo que están haciendo con su trabajo, y van más allá para ayudar a las personas", puntualizó Bookert.
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