Vera, una androide rusa diseñada con inteligencia artificial, fue creada por dos expertos en recursos humanos para encontrar a los candidatos perfectos para cada empleo.
La robot, hasta el momento, ha colaborado con más de 300 empresas a nivel mundial en selección de persona y ha entrevistado a 1,4 millones de solicitantes.
Antes de crear al ‘Robot Vera’, la empresa rusa Stafory tenía un ejército de personas que pasaban llamadas todos los días para encontrar nuevos talentos.
Pero desde enero de 2017, es un programa informático el que se encarga de esta labor, mediante llamadas telefónicas en las que hace siempre las mismas preguntas, para encontrar candidatos para puestos poco calificados. Según Stafory, este trabajo, que antes les tomaba una semana, ahora se hace en una hora.
"Antes, se transcribían las entrevistas", explica Alexéi Kostarev, cofundador de la empresa. "Ya no. Ahora Vera responde a las preguntas que se le hacen. La formamos haciéndole escuchar entrevistas y con Wikipedia. Le hicimos leer también 160.000 libros".
Vera tiene 200 clientes, incluyendo multinacionales como Ikea. Puede también llevar a cabo entrevistas informativas, por ejemplo, en caso de renuncia. "Las personas son más honestas con un robot, le dicen cosas que no dirían a una persona", estima Kostarev.
- Prejuicios -
La plataforma estadounidense de reclutamiento ZipRecruiter propone en cambio una "experiencia en tiempo real". Cada oferta es publicada de forma simultánea en un centenar de sitios y redes sociales, mientras que el algoritmo notifica inmediatamente a los candidatos más pertinentes entre sus 10 millones de suscriptores.
La empresa, que busca candidatos, recibe por su parte una lista con los mejores aspirantes.
"El algoritmo es tan sofisticado que es imposible saber a posteriori cómo realizó la selección", explica Ian Siegel, director ejecutivo de ZipRecruiter. "Pero el nivel de satisfacción es muchísimo más alto que con el método tradicional".
Siegel garantiza que la cifra informática toma en cuenta los prejuicios que puede tener un empleador a la hora de contratar y que intenta corregirlos. "Todos estos algoritmos aprenden en base a decisiones humanas, por lo que existe un riesgo de que institucionalicen estos prejuicios", explica.