Reed, de 16 meses de nacido, tuvo el día más desconcertante de su existencia. Su padre y su hermano gemelo se encontraron y, en medio de los dos, estaba el bebé cuya reacción fue de total confusión.
Stephen Ratponjanakul, el papá de Reed, llegó a recoger al bebé a la casa de Michael, su hermano. El desconcierto del pequeño se hizo evidente de inmediato.
Pasaba de los brazos de uno a los del otro. Y cuando le preguntaban “¿quién es tu papá?”, él señalaba a uno y luego al otro. En resumen, ¡no tenía idea!
Según Stephen, su hijo no estaba acostumbrado a verlo con gafas, lo que hacía que no pudiera diferenciarlos.
Otro dato increíble de esta historia: el pequeño Reed no solo tiene papá gemelo sino mamá gemela. Caroll, la esposa de Stephen, tiene una hermana igualita.
[[{"fid":"177223","view_mode":"default","fields":{"format":"default","field_file_image_alt_text[und][0][value]":"Hermanas gemelas","field_file_image_title_text[und][0][value]":"Hermanas gemelas"},"type":"media","attributes":{"alt":"Hermanas gemelas","title":"Hermanas gemelas","class":"media-element file-default"}}]]
Reed, sin embargo, a su mamá la reconoce sin titubeos. “No importa si son idénticas, un bebé siempre sabe quién es su mamá”, dijo Stephen. Palabras sabias.
¡Bienvenidos al mundo, adorables pingüinos de anteojos!
Es hora de deleitarse con un nuevo nacimiento, el de dos pingüinos de El Cabo, también conocidos como pingüinos africanos o de anteojos. Recién salidos del cascarón, hicieron su aparición en el Zoológico de Dallas (EE. UU.).
En cuestión de segundos, los hermanitos se reconocían el uno al otro y exploraban su nuevo mundo. No tienen nombre aún, pero sí una hermana mayor, Marina, y miles de seguidores entre los cibernautas. Y eso que ni siquiera han abierto los ojos.
Alegría sin límites para niño con parálisis cerebral
La vida es del color que uno la pinte y Atticus Edmunds, un niño de ocho años con parálisis cerebral, ha sabido capitalizar esta máxima en una de las escenas más inspiradoras de la semana en las redes sociales.
Jared y Tresa, sus padres, le dieron sin saberlo el mejor regalo de su vida al llevarlo a tomar el sol a un parque lleno de rampas para la práctica del patinaje en Sacramento, California (EE. UU.).
Atticus, que no puede mover los músculos, necesita de una silla de ruedas para desplazarse. Sin pensarlo, su padre se lanzó a la pista con él y comenzó a recorrer las rampas a toda velocidad. Nadie estaba preparado para ver tanta felicidad.
El niño, al que le encanta la acción, se sintió como un deportista más de este complejo. La alegría de Atticus solo se comparaba con la de sus padres.
El video, publicado por Tresa, recorre ahora el mundo a través de las redes sociales y es la fiel demostración de que no hay límites cuando se quiere ser feliz.