Llevado por su inocencia, el pequeño empezó a dar saltos frente al oso, que decidió imitarlo mientras disfrutaba de un baño en el zoológico de Nashville.
El juego es sagrado y eso lo sabe bien Ian Parker, de cinco años de edad, amante de los animales y visitante frecuente de este parque.
Patrick, su padre, grabó el momento en el que el oso se dejó contagiar por la energía del niño que brincaba frente a él. Sincronizados, saltaron juntos como si se tratara de un baile.
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Tanta dicha sería completa si el oso andino estuviera libre y protegido en su hábitat natural. Así y todo, estos saltos inocentes han logrado conquistar el corazón de millones de internautas.
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