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El oso polar más triste y solitario del mundo, así lo califican grupos de animalistas que claman por su libertad. Y es que vive confinado en un pequeño acuario en medio de un centro comercial.
Parece un animal de circo: está expuesto allí para que los visitantes del Grandview Aquarium, en la ciudad china de Gunagzhu, se tomen selfies.
Sí, su cautiverio encierra un interés netamente económico.
El drama de este oso polar se conoció en marzo pasado, gracias a una denuncia de la organización internacional Animals Asia"
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type="text/html" data-cms-ai="0">Animals Asia. Desde entonces, se inició una cruzada para exigir que sea devuelto a su hábitat.
En los últimos días se ha intensificado la campaña, en parte, porque medios internacionales y cuentas influyentes en redes sociales han hecho visible esta denuncia.
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Si quiere hacer parte de este pedido mundial, ingrese aquí.
Su nombre es Moisés Reyes Sandoval, catedrático de la Universidad de Acapulco, en México. Decidió cargar en plena clase al bebé de una de sus mejores estudiantes que es madre cabeza de hogar, para que ella pudiera escribir lo aprendido.
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La foto, publicada en el perfil de Facebook del profesor le ha valido la admiración de centenares de usuarios que ven en su acción un ejemplo a seguir.
La inocencia es sinónimo de felicidad y esta niña es el mejor ejemplo. La primera clase de hula-hula que recibía la asumió a su manera: le dijeron que no dejara de mover las caderas y, ella, como el buen estudiante, hizo caso.
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La reina del hula-hula no conocerá la ley de la gravedad, pero sí que sus caderas no mienten.
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