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En un nuevo capítulo de Los Informantes tres grandes historias. Desde Doradal, Antioquia, donde los venados asiáticos traídos por Pablo Escobar se han convertido en una amenaza silenciosa para la biodiversidad, hasta el taller de Diana Gamboa, la artista que transforma papel en esculturas monumentales admiradas en Japón. Y finalmente, la historia de Alfredo Gutiérrez, el último juglar vallenato, tricampeón y leyenda viva que a sus 82 años sigue tocando con pasión y poniendo a bailar a todo el país.
Hace cuatro décadas, Pablo Escobar introdujo ilegalmente venados Chital de la India en su hacienda en el Magdalena Medio. A diferencia de los hipopótamos, estos animales han pasado desapercibidos por años, multiplicándose en silencio gracias a sus poderosas capacidades adaptativas y su naturaleza esquiva. Aunque su apariencia tierna y sus manchas blancas evocan al personaje de "Bambi", son una especie invasora.
Las autoridades ambientales enfrentan un gran desafío técnico para controlar su población, ya que estos venados son extremadamente sensibles y pueden morir por fallas cardíacas debido al estrés de una captura. Por esta razón, se están explorando métodos de esterilización química a distancia mediante rifles de dardos. Mientras los científicos alertan sobre la degradación de los ecosistemas y la erosión del suelo, la población local tiene una percepción positiva de los animales, viéndolos como seres inofensivos similares al ganado, lo que complica los planes de control.
Diana Gamboa es una artista y escultora que ha llevado el arte japonés del origami a una escala monumental, creando vestidos y estructuras gigantescas únicamente mediante dobleces. Heredera de una tradición familiar iniciada por su padre, Diana utiliza el papel como un material arquitectónico que requiere de precisión matemática y geometría pura. Sus obras, que han sido expuestas en museos de París, Tokio y Londres, son ensamblajes de miles de piezas que se ajustan al cuerpo como si fueran una segunda piel.
Más allá de la estética, Gamboa concibe su oficio como una herramienta de sanación y meditación, inspirada en la historia de Japón, donde se promovieron los "oficios inútiles" para reconstruir el tejido social tras la guerra. Su trabajo es tan intenso y manual que el roce constante con el papel ha llegado a borrar sus huellas dactilares, un sacrificio físico por un arte que ella define como una terapia espiritual. Actualmente, sigue innovando junto a su esposo, integrando materiales opuestos como el metal para expandir los límites de la creatividad.
Alfredo Gutiérrez, conocido como el único tri rey vallenato de la historia, es un ícono que ha dedicado más de siete décadas a la música desde que aprendió a tocar el acordeón de forma empírica a los cuatro años. Su carrera ha estado marcada por la innovación y la rebeldía, ya que fue el encargado de modernizar el género al mezclarlo con rock, cumbia y porro. Además de su maestría técnica, es famoso mundialmente por su show de tocar el acordeón con los pies, una destreza que nació de una improvisación en los años 70.
A sus 82 años, el maestro mantiene una vitalidad sorprendente y continúa realizando conciertos mensuales para mantenerse económicamente. A pesar de haber enfrentado tragedias personales y conflictos internacionales, como un incidente que casi le cuesta la vida en Venezuela, su amor por la música permanece intacto. Actualmente, el legendario juglar se ha adaptado a las nuevas eras digitales, acumulando millones de seguidores en redes sociales y asegurando que su mayor deseo es que la inspiración y su voz nunca lo abandonen.