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Cabezote Los Informantes

El legado de Luz Mery Tristán: más allá del patinaje, una historia de perseverancia y amor

Luz Mery Tristán, la campeona de patinaje que dejó huella en el deporte colombiano, pero también un legado de perseverancia y amor inquebrantable en su lucha contra las adversidades.

El legado de Luz Mery Tristán más allá del patinaje, una historia de perseverancia y amor .jpg

Luz Mery Tristán fue de buenas en el deporte y de malas en el amor. Tenía 60 años y estaba enamorada de Andrés Ricci, un empresario caleño con el que tenían planes de casarse, pero los celos y la obsesión de él la fueron arrinconando, le fueron quitando su brillo y su velocidad. Los Informantes recorrió la pista donde entrenaba, habló con su hijo Mario y con su hermana Victoria, quienes vivirán de duelo por el resto de sus vidas tratando de olvidar ese 5 de agosto cuando apareció muerta de un solo disparo.

Luz Mery Tristán empezó a escribir su historia ese 17 de noviembre de 1990, en la pista de Bello, en Antioquia, cuando cruzó la meta, alzó su brazo derecho, se llenó de lágrimas para confirmar que ella era la nueva campeona mundial de patinaje y que de allí para adelante este país se iba a llenar de medallas y acostumbrarse a ver en el podio la bandera de Colombia y a oír el himno nacional en cuanta competencia de patinaje existiera en el planeta.

Mi abuela peleaba con ella porque ‘no, usted debería hacer patinaje artístico, mire que la están llamando del reinado de belleza para ser señorita Valle o tal cosa’ y ella le decía ‘no mamá, a mí no me gusta eso, a mí me gusta es competir, ganar’. Ese espíritu competitivo de ella todos los tenemos, todos los hijos lo tenemos y esa tenacidad de ella no le permitía estar en un deporte tranquilo, con calma. Ella era luchadora y de pronto con el patinaje encontró eso”.

No solo encontró esa velocidad que le imprimía a su vida diaria, sino tenacidad y carácter que la terminaban sacando de esa pista llena de obstáculos que a veces era su vida, así la recuerda y la quiere recordar siempre su hijo Mario Valencia Tristán, que tiene 29 años y es uno de los cinco hijos que tuvo Luz Mery con Joaquín Mario Valencia Trujillo, quien fue extraditado en febrero de 2003 acusado de delitos relacionados con narcotráfico y condenado a 40 años que cumple en una cárcel de Estados Unidos. “Yo tenía nueve años y su personalidad era seguir, lloró ese día, nos contó, pero al otro día estaba haciendo ejercicio, al otro día tratando de continuar su rutina y para adelante siempre decía, para adelante, no se puede quedar uno en el hueco”.

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Y no se quedó, perdió todo o casi todo, casa, carro, finanzas, pero no la fe ni la disciplina. “Somos cinco hermanos, el mayor tenía en esa época 12, yo tenía 9, Valentina que sigue 5, 4 Pipe y la chiquita ocho meses. Siempre nos tuvo una muy buena imagen de mi papá, muy respetuosa y su vida en el día a día no cambió, seguía trabajando las 24 horas, seguía con nosotros en el colegio”.

De tenerlo todo y en abundancia, pasó a tener menos y a trabajar el doble o el triple, no podía quedarse con los brazos cruzados mucho menos con cinco hijos que tenía que mantener, alimentar y cuidar.

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