El aumento de la población de hipopótamos y sus recientes avistamientos cerca de los seres humanos ha alertado a las autoridades ambientales que buscan prontas medidas para dar frente a esta especie invasora, ya que ha generado un impacto negativo a nivel de alteración de hábitats, competencia con especies locales y un riesgo para la seguridad humana.
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Un equipo de Los Informantes
viajó hasta Magdalena Medio para documentar el proceso avalado para evitar su expansión, que es la castración quirúrgica. El procedimiento es complejo, lento, costoso y peligroso para el personal médico.
¿Cómo esterilizan a un hipopótamo?
Un equipo de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los ríos Negro y Nare (Cornare) levanta un corral-trampa con vigas de acero y bien ancladas a profundidad. Luego, es el momento de esperar a que uno de los hipopótamos entre para realizar el procedimiento. El tiempo estimado es de al menos de 8 horas, y depende de si es macho o hembra, ya que las operaciones son diferentes.
La cirugía debe hacerse en la noche, pues el sol y las altas temperaturas atormentan al animal. Los preparativos requieren de un equipo especializado, al menos unas 12 personas, que se reúnen en un campamento donde alistan instrumentos, medicinas y aparatos, como un rifle, dardos, pipetas de oxígeno, un monitor multiparámetro y mangueras para intubar al animal.
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El primer paso es dardearlo con diez dosis potentes de sedante para doblegarlo. Luego, le ponen esparadrapos en las orejas y ojos para evitar reacciones de reflejo. “Si bien él está anestesiado, no está dormido del todo y cualquier estimulo brusco, cualquier ruido, cualquier luz puede hacer que su sistema tome una reacción de defensa y se nos despierte de pronto”, afirma Camilo Muñoz, veterinario en Cornare.
Le instalan dentro de la boca una manguera con la que le proveen oxígeno y sedantes, para esto el veterinario tiene que ingresar todo su brazo. “Si realmente uno no lo tiene en un plano anestésico seguro, pues es bastante riesgoso, o si no se tiene posicionado el abrebocas, con el solo hecho de que eso se caiga (el abrebocas) y el peso de la boca se cierre ya puede ser un evento fatal para nosotros”, menciona Muñoz.
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Después de la esterilización del hipopótamo, el cirujano debe hacer suturas en los conductos testiculares y en la abertura abdominal. Mientras otro grupo de veterinarios le ponen antibióticos y retroanestísicos. Luego, le perforan una oreja y fijan una pequeña placa para identificarlo como un animal ya castrado. Los especialistas siempre están ahí, desde la sedación inicial hasta que el animal se despierta, sale por sus propios medios del corral y se sumerge en las aguas del lago, nuevamente con los suyos.
En los últimos diez meses el equipo de Cornare ha hecho al menos 17 castraciones y, desde que se avaló este método en Colombia, se han intervenido quirúrgicamente 32 hipopótamos. Aunque es un avance, aún falta más por hacer, pues su reproducción es exponencial.
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