Se convirtió en un líder influyente que da discursos en las Naciones Unidas o en el Parlamento Europeo y se codea con presidentes, parlamentarios y premios nobel de la paz.
Desde 2001 tiene además su propia fundación que se ocupa de promover su programa de educación para la paz, el PEP. Es el curso al que asisten los presos de La Picota y que también se dicta en más de 70 países y en 26 idiomas diferentes.
Insiste en que no es cuestión de cambiar culturas ni cambiar al mundo. Se trata de encontrar la paz dentro de sí mismo y así volverse ejemplo para otros. “No puedes guiar a nadie, puedes inspirar a las personas. Yo no sólo inspiro diciendo: ‘sí, crean todo lo que digo’. No crean una palabra de lo que digo. Descúbranlo por su cuenta”, enfatiza Rawat sobre su labor social.
Sus eventos suelen ser gratuitos y cuando toca pagar entrada, cuesta unos 25 dólares. Prem y su equipo dicen que no hacen esto para ganar dinero, que todo es posible gracias a los voluntarios y a la generosidad de algunos adinerados contribuyentes.
Publicidad
Todo comenzó cuando tenía ocho años y acompañaba a su padre a eventos similares. Cuando este falleció, Rawat asumió la responsabilidad de hablar frente a miles de personas construyendo así la visión de mundo que imparte hoy.
Comer o morir por el VIH, el dilema de venezolanos migrantes en Colombia Desplome de ascensor en Cali dejó destrozados sus piernas y su alma