Inga Ozola fue sentenciada en Lancashire, Inglaterra, luego de que decidiera no llevar a su pomerania al veterinario para su tratamiento, después de presentar fracturas en dos de sus piernas y daños en los nervios. En lugar de eso, la mujer enterró vivo a su perro en una bolsa de basura provocándole un sufrimiento innecesario.
El cruel hecho se presentó en abril del 2019: Una pareja que paseaba a su propia mascota cerca del Worden Park encontró al perrito y rápidamente lo llevó a su casa, contactó al servicio veterinario y lo trasladó con urgencia al Hospital de Animales de Greater Manchester.
Sin embargo, pese a sus esfuerzos no fue posible hacer nadapara salvar al cachorro , pues se decidió que lo mejor era sacrificarlo.
Un grupo de investigadores inició la búsqueda para dar lugar con la persona que cometió un acto tan atroz. Finalmente, cámaras de seguridad captaron a Ozola caminando hacía el lugar, y regresando a su casa 30 minutos después.
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Durante las pesquisas, un oficial preguntó qué llevaba en el morral, a lo que ella respondió que se trataba de una botella de agua.
De acuerdo a información de la Policía y de un veterinario, Inga Ozola se acercó con su mascota el 9 de abril de 2019. Una radiografía reveló que el animal tenía fracturada la pata trasera y se le dio tratamiento y una jaula para que sanara.
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Ozola se acercó nuevamente a una cita de control el 23 de abril, y el nuevo reporte reveló que el perro también tenía rota una pata delantera.
A la mujer se le dio la opción de sacrificarlo o pagar un tratamiento de 2.000 libras esterlinas (equivalente a más de 10 millones de pesos colombianos). Ozola volvió a su casa para tratar de conseguir el dinero. Sin embargo, no tuvo éxito y enterró vivo a su perro en una bolsa de basura y lo abandonó en el parque.
El maltrato que recibió el animal salió a la luz recientemente, y la mujer que enterró vivo a su perro recibió una sentencia suspendida de 18 semanas. También se le prohibió tener mascotas durante 18 meses, realizar 120 horas de servicio comunitario y pagar una multa de 2.000 libras esterlinas.
El Tribunal de Magistrados de Preston sostuvo que el canino habría experimentado mucho dolor durante varias horas.
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Por otro lado, un reporte veterinario agregó que el cachorro "habría sufrido miedo y angustia durante un período de tiempo que no se puede determinar a partir de las pruebas proporcionadas".