El nuevo confinamiento durará al menos seis semanas, declaró el primer ministro del estado de Victoria, Daniel Andrews.
"No podemos fingir" que la pandemia de COVID-19 terminó, agregó Andrews al explicar la decisión.
"Esas cifras no pueden durar", afirmó Andrews.
"Nadie desea encontrarse en tal situación", dijo el responsable, que reconoció que aceptar estas restricciones "será muy difícil" para la población.
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El nuevo confinamiento prevé el cierre de centros educativos, lo cual obligará a la mayoría de alumnos a seguir sus clases en línea.
Por su parte, restaurantes y cafés sólo podrán vender comidas y bebidas para llevar.
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Se trata de la única decisión posible porque en el caso contrario "potencialmente" habrá "miles y miles de casos" suplementarios, dijo Andrews a la prensa.
El nuevo confinamiento de los habitantes de Melbourne se suma al aislamiento del estado de Victoria, que cerró desde la mañana del martes las fronteras con el resto del país.
Policías y militares controlan decenas de puntos fronterizos y las fuerzas de seguridad desplegaron aviones y drones para controlar que se respete el aislamiento.
Hasta la fecha, las autoridades habían decretado confinamientos parciales en Melbourne que afectaban a 300.000 habitantes.
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El confinamiento debe durar en principio hasta el 29 de julio.
Estas restricciones son las más estrictas adoptada en Australia desde el comienzo de la pandemia en diciembre. Australia registró más de 9.000 casos de coronavirus y 109 fallecimientos.
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Actualmente, la mayoría de los casos de COVID-19 en Australia se concentran en Melbourne. En las otras regiones del país, las autoridades comienzan a suavizar las restricciones adoptadas para luchar contra la pandemia.