De enero a julio de 2017 llegaron, por el estado Roraima, más de 6.000. Solo en el último mes han arribado 813 ciudadanos que huyen del régimen Maduro.
“Dejamos casa, trabajo; dejamos comodidad porque decides empezar de nuevo para para que tus hijos crezcan en un lugar más seguro”, es el testimonio de Ixemare Camacho, una profesora que llega a Brasil en busca de un mejor futuro.
Como ella, otros venezolanos arriban de madrugada a la sede de la Policía Federal en Buena Vista. Unos buscan una residencia temporal y otros, refugio.
Muchos de los que cruzan la frontera no tienen un lugar donde dormir. Un estacionamiento de la cuidad de Buena Vista se convirtió en el campamento de quienes llegan en busca de un mejor futuro.
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“Estamos hoy con 570 personas acá dentro con desayuno, almuerzo y cena. Atendiéndolas médicamente, pero el espacio ya está saturado. Está lleno de personas y siempre está llegando más gente de Venezuela por acá”, revela el comandante de bomberos, Doriedson Ribeiro.
La crisis económica, la escasez de alimentos, de medicinas y la desesperanza de un futuro incierto han llevado a miles de venezolanos a dejarlo todo,.
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