Se trata de un producto a base de alcohol polivinílico sin derivados del petróleo. Sus creadores tienen dos líneas, la plástica normal y una de tela también soluble.
La empresa se llama Solubag y sus creadores son Roberto Astete Boettcher y Alejandro Castro Riquelme.
Aunque no son las primeras bolsas solubles del mundo sí son las más baratas, pues cuesta apenas el doble que una normal y se espera que se pueda bajar aún más los precios al vender a por mayor para hacerla cada día más competitiva.
Los socios viajarán diez semanas a la Singularity University de Silicon Valley, un prestigioso centro de emprendimiento en Estados Unidos respaldado por Google y la Nasa.
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Ya están certificados por la SGS y la FDA de EE. UU. como no contaminantes.
Más de 20 países han prohibido o regulados las bolsas plásticas, un gran contaminante de mares y medio ambiente.
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