Alrededor de 40 personas armadas con fuegos artificiales y barras de acero asediaron una estación de policía en las afueras de París el domingo por la madrugada.
El hecho provocó nuevos llamamientos para una acción gubernamental más dura después de una serie de ataques contra las fuerzas de seguridad de Francia.
Dos agentes estaban frente a la estación en Champigny-sur-Marne, a unos 12 kilómetros al este de la capital, cuando los asaltantes convergieron repentinamente poco antes de la medianoche.
Los uniformados apenas lograron atrincherarse en el interior cuando la multitud comenzó a atacar la entrada y varios vehículos policiales, mientras otros lanzaban una andanada de poderosos fuegos artificiales contra el edificio.
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Las autoridades no reportaron heridos.
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El alcalde de la ciudad, Laurent Jeanne, dijo que la policía podría haber sido atacada en represalia por un reciente accidente de scooter presuntamente causado por la policía, "que no ha sido probado".
El ministro del Interior, Gerald Darmanin, tuiteó que "estos pequeños traficantes no asustan a nadie y no desanimarán nuestro trabajo antidrogas", aunque la policía no identificó a los atacantes.
La oficina de Darmanin anunció más tarde que se reuniría el martes con los sindicatos policiales, que han estado presionando durante meses para que se adopten medidas concretas para mejorar las condiciones laborales.
Los fiscales dijeron que un arresto reportado el domingo no estaba relacionado con el ataque y agregaron que se estaban revisando las cámaras de vigilancia en busca de pistas.
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Jeanne reconoció que el tráfico de drogas era un problema en el barrio de Bois-L'Abbe, donde se encuentra la estación.
Después de un incidente similar en el noroeste de Francia, los fiscales dijeron que tres personas habían sido arrestadas en la ciudad de Le Mans luego de que vehículos policiales fueran atacados con "fuegos artificiales lanzados con morteros" en la noche del viernes al sábado. Nadie resultó herido en el incidente.
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'Escenas de guerra'
Los sindicatos policiales dijeron que el ataque cerca de París subrayó una creciente amenaza contra los agentes del orden en los suburbios deprimidos de París y otras grandes ciudades.
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Las tensiones han aumentado durante mucho tiempo en estas áreas densamente pobladas y a menudo pobres, donde las grandes comunidades de inmigrantes se han quejado durante mucho tiempo de la brutalidad policial y el racismo.
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Dos agentes de policía fueron atacados y baleados con sus propias armas en un suburbio de París el miércoles pasado, lo que provocó renovados pedidos de mayores esfuerzos para combatir el crimen y la inseguridad.
"Ya no hay ningún respeto por la aplicación de la ley y, lamentablemente, el gobierno no ha logrado cambiar esta tendencia", dijo el domingo Frederic Lagache, del sindicato policial Alliance.