El presidente de EE. UU., Barack Obama, dijo este miércoles que su secretario de Estado, John Kerry, viajará "este verano" a La Habana para abrir la embajada estadounidense en Cuba, con lo que se convertirá en el funcionario norteamericano de más alto rango en visitar la isla en más de medio siglo.
En una declaración a la prensa desde la Rosaleda de la Casa Blanca, Obama no precisó la fecha en la que viajará Kerry, a pesar de que el Gobierno cubano ha indicado que las embajadas se abrirán a partir del 20 de julio.
"Nuestras naciones están separadas por solo 90 millas (145 kilómetros), y hay profundos lazos de amistad y familia entre nuestros pueblos", aseguró Obama.
El presidente habló de su decisión de modificar la política estadounidense hacia Cuba, anunciada el pasado 17 de diciembre, al indicar que "cuando algo no funciona, podemos cambiar, y cambiaremos".
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Aseguró, además, que en los próximos meses Estados Unidos encontrará "nuevas maneras de cooperar con Cuba" en "asuntos de interés mutuo, como lucha contra el terrorismo, respuesta a desastres y desarrollo".
Obama reconoció que, "hace un año, podría haber parecido imposible" que Estados Unidos pudiera anunciar un acuerdo para restablecer las relaciones con Cuba, su enemigo histórico desde la Guerra Fría.
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"Este es el rostro del cambio", afirmó el mandatario.
Obama recordó que en el año en que él nació, 1961, el entonces presidente estadounidense, Dwight Eisenhower (1953-1961), expresó su confianza en que la embajada estadounidense que entonces se cerraba pudiera reabrirse "en un futuro no muy distante", y ese día por fin ha llegado.
El anuncio de Cuba
Cuba abrirá su embajada en EE. UU. el próximo 20 de julio, con una ceremonia en la sede diplomática de la isla en Washington que estará presidida por el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, según una declaración del Gobierno de Raúl Castro divulgada por la televisión estatal.
El 20 de julio "se realizará la ceremonia oficial de apertura de la Embajada de Cuba en Washington, en presencia de una delegación cubana presidida por el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, e integrada por destacados representantes de la sociedad cubana", indica la declaración gubernamental.
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El Gobierno de Cuba señala que ha tomado la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas con EE. UU. "en pleno ejercicio de su soberanía, invariablemente comprometido con sus ideales de independencia y justicia social, y de solidaridad con las causas justas del mundo".
También "en reafirmación de cada uno de los principios por los que nuestro pueblo ha derramado su sangre y corrido todos los riesgos, encabezado por el líder histórico de la Revolución Fidel Castro", señala la declaración.
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Con la restauración de los vínculos diplomáticos y apertura de embajadas, concluye, según el Ejecutivo de la isla, "la primera etapa de lo que será un largo y complejo proceso hacia la normalización de los vínculos bilaterales, como parte del cual habrá que solucionar un grupo de asuntos derivados de políticas del pasado, aún vigentes, que afectan al pueblo y a la nación cubana".
"No podrá haber relaciones normales entre Cuba y EE. UU. mientras se mantenga el bloqueo económico, comercial y financiero que se aplica con todo rigor, provoca daños y carencias al pueblo cubano, es el obstáculo principal al desarrollo de nuestra economía, constituye una violación del Derecho Internacional", resaltó el Gobierno de Raúl Castro.
Para esa normalización, Cuba considera también "indispensable" que se devuelva "el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo".
El Gobierno también exige a EE. UU. que "cesen las transmisiones radiales y televisivas hacia Cuba que son violatorias de las normas internacionales y lesivas" a la soberanía nacional; que se eliminen los programas para "promover la subversión y la desestabilización internas, y "se compense al pueblo cubano por los daños humanos y económicos provocados por las políticas" de Washington.
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En esa declaración, Cuba reitera su disposición a mantener "un diálogo respetuoso" con el Gobierno estadounidense y "a desarrollar relaciones de convivencia civilizada, basadas en el respeto a las diferencias entre ambos gobiernos y en la cooperación en temas de beneficio mutuo".
El Gobierno de la isla también recuerda que el país continuará "enfrascado" en su proceso de "actualización de su modelo económico y social, para construir un socialismo próspero y sostenible".
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