El Vaticano confirmó el jueves que acogerá a 12 sacerdotes católicos liberados de su detención en Nicaragua tras llegar a un acuerdo con el gobierno de Daniel Ortega.
"Se ha pedido a la Santa Sede que reciba a 12 sacerdotes de Nicaragua, recientemente liberados de prisión", dijo el Vaticano.
"La Santa Sede ha aceptado. Por la tarde serán recibidos por un funcionario de la Secretaría de Estado y alojados en algunas instalaciones de la diócesis de Roma".
El grupo de clérigos, que han sido críticos con el liderazgo de Ortega, no incluía al obispo Rolando Álvarez, quien por segunda vez eligió la prisión antes que el exilio, según las autoridades. El presidente Ortega, un viejo enemigo de Estados Unidos, ha chocado en los últimos años con la Iglesia católica.
En marzo amenazó con suspender los lazos con el Vaticano después de que el Papa Francisco se refiriera a su gobierno como una dictadura.
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El gobierno del país centroamericano confirmó por primera vez el miércoles que los 12 sacerdotes, que según dijo habían sido procesados por diversas razones, se dirigían a Roma.
No detalló los cargos que enfrentaron los sacerdotes ni aclaró cuántos estaban encarcelados o bajo arresto domiciliario.
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-Relaciones tensas -
Los medios de oposición dijeron que los sacerdotes eran "presos políticos" y habían sido detenidos por criticar al gobierno o apoyar protestas de meses contra Ortega en 2018.
Aproximadamente la mitad de los 6,3 millones de habitantes de Nicaragua son católicos.
Las relaciones entre el Vaticano y el gobierno se deterioraron durante las protestas, durante las cuales más de 300 personas murieron en enfrentamientos entre la oposición y partidarios del gobierno, según Naciones Unidas.
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Si bien el gobierno de Ortega describió las protestas como un intento de golpe promovido por Washington, la violenta represión que siguió provocó una condena internacional generalizada.
Estados Unidos y la Unión Europea mantienen sanciones contra el gobierno de Managua.
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En agosto, el gobierno confiscó la Universidad Centroamericana de Managua, dirigida por los jesuitas, bajo acusaciones de terrorismo, y luego despojó a la Compañía de Jesús de su estatus legal.
Ortega, que regresó al poder en 2007 después de derrocar la dictadura de Somoza respaldada por Estados Unidos en la década de 1970 durante la Guerra Fría, ha estado involucrado en prácticas cada vez más autoritarias desde las manifestaciones.
Ha exiliado o encarcelado a disidentes y rivales, eliminó los límites del mandato presidencial y tomó el control de todas las ramas del estado.
Entre sus críticos se encuentra Álvarez, el obispo de Matagalpa. Fue sentenciado a 26 años de prisión en febrero después de negarse a abordar un avión con destino a Estados Unidos que transportaba al exilio a 222 prisioneros políticos.
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El gobierno designó a Álvarez, nacido en Nicaragua pero educado en España y el Vaticano, "traidor", despojándolo de su nacionalidad y ciudadanía nicaragüenses.