En un modesto apartamento de Caracas, preparan a diario las tabletas de esta golosina que son vendidas en tiendas de lujo.
“El verdadero petróleo venezolano es el cacao”, asegura Nancy Silva, una de las emprendedoras.
Su sueño es lograr que Venezuela vuelva a ser el primer productor mundial de cacao. Y para ello saben que el principal desafío es lograr exportarlo porque mientras en su país el precio casi nunca equivale a más de un dólar, en países como EE. UU., Panamá o Japón se vende hasta por veinte dólares.
Y es que los chocolateros del país caribeño tienen una ventaja vital, la Organización Internacional del Cacao determinó que todo el que produce Venezuela es fino y aromático, un lujo que posee junto con otras 22 naciones.
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