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Electricista y su esposa son condenados por esconder 271 Picassos robados

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Los jueces, que consideraron probado el delito de receptación -beneficiarse de bienes robados a sabiendas de su origen ilícito- condenaron también a la pareja Le Guennec a la restitución de las obras, una cuestión que es objeto en paralelo de un procedimiento civil, explicaron los abogados de las partes.
La pena es inferior a la solicitada el pasado 12 de febrero durante el juicio por la Fiscalía, que había reclamado cinco años de cárcel, también exentos de cumplimiento, para los dos septuagenarios.
Las obras del artista malagueño, que tuvieron en su garaje el electricista de Picasso y su mujer durante tres largas décadas hasta que intentaron conseguir un certificado de autenticidad en 2010, habían quedado con motivo de este proceso retenidas por la justicia.
En virtud de la sentencia, debería ser Claude Ruiz Picasso quien las recuperara, señaló el letrado Jean-Jacques Neuer, que defiende los intereses de la familia del pintor, aunque eso está pendiente de la posibilidad de un recurso de la sentencia y de otro proceso civil para abordar esa cuestión.
Neuer dijo estar "muy contento" con el dictamen del tribunal correccional porque "pone fin a una mitificación y a una manipulación" de los ahora condenados.
En cuanto al hecho de que la pena sea inferior a la requerida por el Ministerio Público, le restó importancia porque "esa no era la cuestión, sino el restablecimiento de la verdad".
El abogado de los Le Guennec, Charles-Etienne Gudin, consideró, por su parte, que "en el actual estado de la relación de fuerzas" y en particular ante la utilización de "un ejército de expertos en arte" que estaban del lado de los Picasso, "no podía haber absolución".
"Esperaba una mala decisión (para los intereses de la pareja), incluso peor" de la pronunciada por el tribunal de Grasse, añadio Gudin.
El representante de la defensa insistió en que no tienen "intención de ceder", aunque no quiso confirmar el recurso -que suspendería la restitución de las obras a la familia del pintor- antes de estudiarlo en profundidad con sus clientes, que ya tienen una edad avanzada.
En el juicio, este abogado había tratado de convencer a los jueces de la ausencia de pruebas del origen fraudulento de las obras.
De hecho, el antiguo empleado del artista y su esposa afirmaron en la vista que la propia Jacqueline -última esposa del pintor (1927-1986)- regaló un día de parte de Picasso a su electricista una caja que conservaron durante cuatro décadas en el garaje de su casa, convencidos de que dentro había solo un conjunto de papeles sin gran valor artístico.
Lo cierto es que había dibujos, litografías, bocetos y algunos collages raros de gran valor creados entre 1900 y 1932 y sin firmar, valorados actualmente en más de 60 millones de euros (68,3 millones de dólares).
Pierre y Danielle Le Guennec, para organizar la herencia de sus hijos, pidieron en 2010 autentificar las obras al único organismo habilitado para hacerlo, Picasso Administration -gestora de los derechos de autor- y fue entonces cuando la familia del artista presentó una denuncia contra ellos.

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