En Francia, una empresa le apuesta a reducir el impacto ambiental que generan los tapabocas desechables. Lo hace transformando las mascarillas en accesorios de bioseguridad.
El proceso inicia triturando los tapabocas, desinfectados con luz ultravioleta una vez quedan reducidos en pequeñas microfibras. Luego se acoplan para el diseño de diversos objetos como visores de plástico y hasta elementos utilizados con el fin abrir puertas sin tocarlas.