La relación con sus clientes puede llegar a ser muy profunda; por ello quienes quieran obtener una licencia en ese estado deben tomar un curso para detectar síntomas.
En medio de un corte de pelo, un tinte o una sesión de maquillaje, un estilista puede notar cambios en un cliente que indiquen que algo le pasa. Tal vez moretones, el cuero cabelludo sin cabello o una profunda tristeza que dé a entender que necesita ayuda.
Por la cercanía que los estilistas tienen con sus clientes, en el estado de Illinois los están entrenado para ser el vínculo entre la víctima y ayuda profesional.
“En primer lugar los profesionales de peluquería son un grupo amoroso de todos modos, así que era natural que hicieran parte de este proyecto. Su relación con sus clientes es a largo plazo además proporcionan un lugar seguro para que la gente se abra sobre sus problemas”, explica Kristie Paskvan, fundadora de Chicago dice no más.
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Por todos esos motivos, desde enero de este año para obtener una licencia como estilista en Illinois hay que primero tomar un curso sobre violencia doméstica y cómo detectarla.
"Nuestro mayor mensaje es que el estilista no tiene que resolver sus problemas -no son consejeros, ni son terapeutas- pero son capaces de conectarse, apoyar y escuchar a estas víctimas y sobrevivientes de violencia doméstica y conectarlos a una agencia que puede ayudar”, agrega Damartis Lorta, una de las entrenadoras.
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Este fin de semana se ofreció el primer curso para entrenar a los estilistas en violencia doméstica. Atendieron 90 mil personas y es el primero que se ofrece a estilistas en los Estados Unidos.