En Lesbos, una isla ubicada en Grecia, la situación es compleja para cerca de 13 mil migrantes que no tienen un sitio para pernoctar, luego de que su campamento fuera incendiado el 10 de septiembre.
Las personas se niegan a trasladarse a una nueva locación argumentando que no quieren vivir un segundo infierno.
Por lo anterior, miles de familias volvieron a despertar a la intemperie, soportando las dificultades climáticas de la isla. A esto se le suma que no tienen alimentos y mucho menos agua para subsistir.
"Las condiciones son muy difíciles, esta vida es muy dura para todos los que estamos aquí. No tengo agua, no tengo baño”, relató Ahmad, un migrante afgano.
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Según Mustafá, otro migrante proveniente de Afganistán, madres, esposos e hijos se niegan a ir a un nuevo campamento: “Ahora pueden ver que hay un campamento nuevo y quieren trasladarnos allí, pero no hay nada bueno, es un segundo infierno.
El nuevo campamento se está construyendo a toda velocidad en una base militar. Allí se dará alimento y refugio a estos más de 13 mil migrantes. Ellos llegaron a Grecia huyendo de las guerras en sus países.
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Por el momento, 200 migrantes ya han sido instalados en el nuevo campamento.
Papa Francisco expresó solidaridad
Por su parte, en su tradicional ángelus el papa Francisco expresó su solidaridad con las personas que están viviendo en situaciones difíciles y precarias.
“Siempre recuerdo mi visita allí para dar una acogida humana y digna a mujeres y hombres. Ellos son refugiados que buscan asilo en Europa. Expreso solidaridad y cercanía a las víctimas de estos dramáticos hechos”, indicó el sumo pontífice.
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