Para quienes no estén vacunados contra el COVID-19 en Estados Unidos la advertencia no puede ser más cruda. "Estamos viendo un invierno de enfermedad severa y muerte", señaló el presidente Joe Biden.
Y es que 39 estados en el país ya tienen la variante ómicron , que se propaga de manera más fácil dicen los expertos, y esto parece reflejarse en las cifras.
En promedio, el nivel de contagios esta semana aumentó en un 31% con más de 120 mil casos diarios. En ciudades como Washington, se reportaron 508 casos nuevos en las últimas 24 horas, la cifra de contagios más alta desde el inicio de la pandemia.
Larguísimas filas en los puntos de pruebas se empiezan a ver por todo el país. Pero hay una realidad, si bien los vacunados igual se seguirán contagiando, quienes llegan hasta los hospitales y tienen mayor riesgo de morir son los no vacunados.
Publicidad
"Estos pacientes no mejoran durante la noche, ni tampoco con el pasar de los días. Son semanas, semanas y semanas", asegura Janelle Jaeggi, enfermera UCI del Hospital de Monroe.
El llamado no es solo a vacunarse, sino a colocarse la dosis de refuerzo. Eso sí, las autoridades en Estados Unidos han escogido las que a su juicio son las mejores: Pfizer y Moderna.
Publicidad
Los centros para control de enfermedades recomendaron la aplicación de estas dos vacunas por encima de la de Jhonson y Johnson en las últimas horas, fundamentalmente porque se han presentado 9 muertes por casos de coágulos en un universo de 17 millones de personas que recibieron esa dosis.
La buena noticia es que también han dejado claro que no se necesita crear una vacuna específica para ómicron.
"Hay muchas cuestiones confusas en cuanto a si ómicron es menos severa o no. Ciertamente, con lo que hemos visto, no parece que sea más severa, pero tenemos que mantenernos, esperar y no emitir juicios", expresó Anthony Fauci, asesor de la Casa Blanca.
El 61% de la población en Estados Unidos ha sido totalmente vacunada y más de 57 millones han recibido dosis de refuerzo.