Bajo el amparo de su clarinete, Karen Palacios rememoró la amarga historia que vivió tras denunciar en redes su despido de la Orquesta Filarmónica de Caracas por ser opositora al régimen: le costó 45 días de arresto, torturas y amenazas. Fue señalada de supuesta instigación pública en Venezuela .
“Lo que aprendí de todo esto es que no estamos en un país libre, definitivamente en Venezuela no se puede decir lo que piensas”, sostiene.
Nunca fue a juicio y estuvo por un mes en la Dirección de Contrainteligencia Militar, uno de los centros de torturas más temidos de Caracas.
Afirma que allí el terror psicológico superó el maltrato físico, “más que los golpes, más que la corriente, más que la asfixia con bolsas, más que ahogarte con paños y con agua”.
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Aunque el futuro parecía incierto, encontró en la música la salvación; ahora dicta clases en línea desde su hogar.
“Traté de suicidarme tres veces después de lo que me pasó y me di cuenta que no, que la vida no es eso, la vida no es lo que ya viví”, reflexiona.
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Actualmente tiene tres alumnos y busca captar más, pues las clases se han convertido en su principal fuente de ingresos en medio de la compleja crisis.