En declaraciones a una radio local, Moyano, antiguo aliado del kirchnerismo convertido ahora en su acérrimo rival, incidió en el éxito de la huelga, que fue convocada por los sindicatos opositores al oficialismo contra "el ajuste, la inflación y la inseguridad".
"Espero que el Gobierno entienda y dé una respuesta a los reclamos. Después vamos a analizar cómo sigue la situación", señaló el sindicalista, líder del ala opositora de la Confederación General del Trabajo (CGT), quien explicó que se están analizando nuevas medidas de fuerza.
Los sindicatos opositores paralizaron el pasado jueves Argentina con una huelga general que bloqueó el transporte y constituyó una demostración de fuerza frente al Gobierno de Cristina Fernández, abocado a frenar la inflación e inmerso en una senda de ajustes que alimenta el descontento social.
Más de un millón de trabajadores, según las cifras facilitadas por la CGT, el principal convocante al paro, se adhirieron a la huelga.
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Organizada por tres centrales sindicales argentinas opositoras, la protesta logró paralizar aeropuertos, puertos, ferrocarriles y transporte urbano y suburbano, así como los servicios de recogida de basuras y abastecimiento de combustible.
Mientras Fernández optó por mantener silencio sobre la protesta, el jefe del Gabinete, Jorge Capitanich, denunció que los convocantes pretendían "sitiar los grandes centros urbanos" con "un gran piquete nacional", en referencia a los 40 cortes y bloqueos de calles y rutas que se establecieron por todo el país.
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Desde el oficialismo, además, se denunció el trasfondo político de la protesta y se asoció a uno de los dirigentes sindicales convocantes, Luis Barrionuevo, con el opositor Sergio Massa, exjefe de Gabinete de Fernández y ahora contrincante político con aspiraciones presidenciales.
Precisamente Massa, aseguró hoy que la huelga general fue "claramente importante", aunque señaló que la parte negativa fueron los piquetes.
"El problema central en la Argentina es que hay un montón de leyes que no se cumplen", afirmó en declaraciones radiales.
Aunque Cristina Fernández no tuvo ninguna huelga general en su contra durante su primer mandato (2007-2011), en su segunda y última etapa al frente de la Casa Rosada ha aumentado sensiblemente la conflictividad.
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En noviembre de 2012, los sindicatos, encabezados por Moyano, convocaron la primera huelga general contra su Gobierno, que a finales del pasado año vio como se multiplicaron las protestas con un paro inédito en la policía y hace unas semanas tuvo que mediar en el conflicto docente que afectó a tres millones de alumnos.