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La muerte de Kevin Rodríguez Zavala, un joven de 32 años con atrofia muscular espinal, tras subir a la montaña rusa Stardust Racers en el parque Epic Universe de Orlando, ha puesto en el centro de la discusión la seguridad de las atracciones en los parques temáticos de Florida. Lo que inicialmente parecía un accidente aislado se ha convertido en un caso que despierta dudas sobre el control, la regulación y la responsabilidad de las empresas que gestionan estos espacios.
Rodríguez fue encontrado inconsciente al terminar el recorrido y murió poco después en un hospital cercano. El informe forense concluyó que la causa del deceso fueron “múltiples lesiones por impacto contundente”. La montaña rusa, inaugurada en mayo, alcanza velocidades de hasta 100 km/h e incluye una maniobra de inversión llamada Celestial Spin, considerada uno de sus principales atractivos.
El abogado Ben Crump, que representa a la familia, afirmó que lo sucedido “no fue inevitable ni un hecho aislado”. Señaló que Universal habría ignorado advertencias sobre el diseño y la operación de la atracción, y reclamó una investigación independiente. Además, acusó al parque y a las autoridades estatales de actuar con opacidad. “No podemos seguir dependiendo únicamente de evaluaciones internas cuando está en juego la vida de las personas”, insistió.
Los cuestionamientos no surgen de manera aislada. Tras la muerte de Rodríguez, otros visitantes han denunciado problemas de salud en la misma atracción. Una mujer aseguró haber perdido el conocimiento y sufrido lesiones en el cuello y la columna, mientras que otra persona, Sandi Streets, interpuso una demanda alegando daños cerebrales permanentes tras subirse a la montaña rusa.
A pesar de estas denuncias, los reportes técnicos del parque, en conjunto con el Departamento de Agricultura y Servicios al Consumidor de Florida, concluyeron que la atracción “funcionó como se esperaba” y que no se registraron fallas en los equipos. Crump criticó duramente este dictamen y subrayó que los parques temáticos en Florida no están sujetos a inspecciones estatales regulares, lo que, según él, deja vacíos en la supervisión de la seguridad.
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Para la familia de Rodríguez, el silencio oficial es doloroso. Ana Zavala, madre del joven, pidió claridad sobre lo ocurrido: “Necesitamos respuestas para poder honrar a mi hijo y encontrar algo de paz”. Paralelamente, familiares y amigos han creado una campaña en GoFundMe para cubrir los gastos funerarios, la cual ya ha superado los 28.000 dólares en donaciones.
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